Habitación de Christinne

La miré, y me incorporé sin apartar mis ojos de ella mirándola fijamente. Sigue estando. Pensé, aquel sentimiento que me embargaba el ver aquella luminosidad en sus ojos, se volvia mas sólido y real a cada momento que sus ojos se grababan en el lugar mas privilegiado de mi mente, para asi jamas poderla olvidar.
Suspiré, lo cierto era que...
- La modelo es mas bella que la imagen del lienzo.- Hable entre murmullos, me alegraba de que asi fuese, ella era mi reto, no podia pintarla como lo hacia con cualquier otra imagen que fuese mi modelo.

Permaneci en silencio mientras ella soltaba todo lo que mi presencia allí suponia y provocaba. Sonrei divertido.
- Vine a verla, pero no estabais asi que os esperé.- Dije contestando como si fuera lo mas natural.- Por donde mismo la ultima vez.- Dije y la vi ir hacia la ventana cerrandola.- Demasiado tarde ¿no? Veo que seguis tan irresponsable como siempre.- Pregunte retóricamente riendome, para despues reprocharle aquel acto descuidado, que ciertamente agradecia.

Me puse en pie y fui hasta ella cogiendo su rostro con ambas manos.
- No me han visto, y no sabia que os preocuparais de esa forma por mi- Dije inclinandome sobre sus labios hablando rozando apenas ligeramente mis labios con los suyos.- Ya sabe que tomo lo que quiero. Y fue vuestra culpa el que yo entrara.

Me aseguré de haber cerrado a cal y canto la ventana, si seguía así acabarían por robarme, al menos solo era él, y una vez más un presentimiento me dijo que no me haría daño.Le miré mientras hablaba, si me gustaba recibir visitas, pero no acostumbraba a que entrasen en medio de la noche en mi habitación sin más y por la ventana de mi balcón.
-Entrar por la puerta suele ser lo más común, aunque siendo Lunae no os habrían dejado pasar.-dije suspirando.-Mejor tarde que nunca, las malas costumbres nunca cambian para suerte o desgracia....-dije, no me había esperado, más bien, no había pensado ni por un instante en que volvería a verle o en que vendría a verme, le observé con más detenimiento cuando se incoporó y caminóa hacia mi,tomó entonces mi rostro entre sus manos y desvié la mirada con un notable sonrojo,evitando insistentemente su mirada.-Ya veo que no le han visto...pero,¿y si hubiesen entrado en mi cuarto?,¿y si no hubiese entrado sola?-pregunté.Entonces se inclinó más y mis ojos le miraron con duda y algo de reproche,parecía no importarle lo que pudiese haber pasado...tanto a él como a mi.Sus labios rozaban levemente los míos mientras hablaba.-Y yo ya le dije que no puede tomar lo que quiere si influye a otra persona y esta asi no lo quiere...-le repetí clavando mis ojos en los suyos.-También le prohibí que se acercase a mis labios...¿acaso no va a cumplir nada de lo que le pedí?-pregunté colocando mis manos sobre las suyas para alejar un poco mi rostro.

La miré y me rei.
- Claro la puerta.- Exclamé como si acabase de darme cuenta de aquel pequeño detalle.- Teneis razon la proxima vez, llamare a la puerta y diré soy un conocido de la señorita, le salve la vida asesinando a unos ladrones.- Expuse con parsimonia.- Y por supuesto he de decir que soy un asesino.- Dije con enfasis final a aquella ultima palabra.- No sé quien tendria mas problemas si vos o yo en ese caso.

Ahi estaba de nuevo aquello que ansiaba ver en ella, la sangre subiendo a sus mejillas tiñendolas de aquel rosado, que tanto me gustaba de ella. Lo que esa joven despertaba en mi, era algo que ni siquiera aquel primer amor habia logrado hacer. ¿Qué tenia, para obrar semejante milagro? Esperaba en algún momento descubrirlo.

Sonreí aun con mis labios cerca de los suyos, escuchando sus palabras.
- Yo ya le dije que lo pensaria, y aún sigo haciendolo.- Dije mi sonrisa se volvio traviesa, habia algo de ella que me incitaba a provocarla, a verla molesta para despues hacer aflorar en ella su timidez.- ¿Que tal si me refrescais la memoria sobre todo aquello que me prohibisteis?- Dije acariciando sus mejillas, comencé a darle besos en sus mejillas sonrojadas y la frente, en la comisura de sus labios, mientras repetia una y otra vez.- No esto no era.- Finalmente besé sus labios tentancion prohibida mia, lo habia esperado y ansiado, y tomaria aquello que queria.- ¿Era esto?

Escuché como se mofada de mis palabras y fruncí levemente el gesto de mi cara, si que había sido una estupidez decir aquello...no le quitaba la razón,presentarse y decir que era un asesino no era desde luego la mejor opción,¿en qué me había parado a pensar? Sus ojos seguían fijos en los míos, pero no perdería aquel concurso de miradas, o batalla, como pudiese llamársele, no apartaría mis ojos antes que él, de eso estaba segura.Observé como sonreía estudiando aquel rostro que podía mostrar tanta contradicción...recordaba la frialdad reflejada en él,también el instante en el que le había quitado la máscara, y aquella ternura en sus ojos.
-No debería pensarlo tanto y tan solo cumplirlo.-dije volviendo al ataque.Sonreía, si, pero de una forma...¿traviesa? eso me hizo dudar,le miré con más atención.Cuando volvió a hablar me dispuse a responder, pero sus labios inspeccionaban de nuevo mi piel como si ya la conociesen a la perfección, primero en las mejillas,lo cual me hizo extremecer y sonrojar aún más, la frente, la comisura de mis labios...mientras repetía con cada roce aquello...sabía que estaba mal...¿había vuelto solo para besarme de nuevo? finalmente sus labios encontraron los míos de nuevo y otra vez me besó, sentía sus labios sobre los míos, el roce que estos producían, como si lo hubiese anhelado...¿qué pretendía de mi...?, apenas un instante después se apartó y habló.Le di un leve empujón y dije ofuscada y terriblemente avergonzada.-¡Eso era!,¡todo eso!¡¿ve por qué no debo dejar que se me acerqué?!, ¡cada vez que lo hace ocurre algo así...usted disfruta confundiéndome...quiere volverme loca...siempre se acerca y acaba por bersarme...y entonce no sé que hacer...y ni siquiera le aparto porque siempre reacciono tarde!-le dije tratando de alejarme, nerviosa.

La mire seriamente. El sabor de sus labios permanecia aun en mi paladar, la suavidad de su piel sobre mis labios aun se sentia. Uno mas solo un beso más. Me decia, pero...¿sería capaz de resistirme si uno mas robaba de ella? Sonrei. Por supuesto que no. Ella con su timidez, con la forma en la que demostraba su rechazo, toda ella era para mi una tentancion de la que no podia librarme facilmente aunque ciertamente no queria librarme de las invisibles cadenas de luz, la luz de sus ojos, aquella pequeña esperanza que cada vez que me veia reflejado en ellos depertaba en mi.

Me acerqué a ella nuevamente.
- No seais asi, pequeña nña, y aplacad vuestra voz, pues podrian oiros y no estoy dispuesto a marcharme.- Dije suavemente.- ¿Qué hay de malo en que os bese?- Pregunté.- No deberian significar algo para vos o... ¿sí?

Continuó mirándome mientras mi cuerpo comenzaba a temblar, lo cual disimulé a la perfección de no haber sido por mis manos y el lebe temblor que presentaba mi labio inferior, no tenía miedo, él no me asustaba, eso lo sabía...pero sus actos despertaban en mi un nerviosismo irrefrenable.Continuaba con la vista posada en mi, serio esta vez, lo cual no supe si me y tranquilizaba o me ponía aún más nerviosa. Nuevamente se acercó y di un nuevo paso atrás para alejarme.Tenía razón, si gritaba le encontrarían o pensarían que estaba loca y hablaba sola...ambas opciones no me eran beneficiosas, para ninguno de los dos lo eran.Me calmé y me crucé de brazos.
-No esta bien, simplemente no lo esta...-dije desviando la mirada.-No puede besarme cuando le viene en gana...no así...ningún caballero lo hace y...

Esta vez no avanzó, lo cual hizo que me calmase un poco aunque fuese.Bajé mi rostro inclinando la cabeza, mientras dejaba resbalar mis brazos para alisar mi vestido y luego enredar mis dedos, calmándome lentamente...tan solo su presencia ya causaba un aumento en mis pulsaciones, sin poder evitar recordar la primera noche en la que nos conocimos...todo era tan extraño desde entonces.
-Y...simplemente no esta bien...ni siquiera sé que buscais de mi...casi os matan por protegerme y ni siquiera se porque lo hizo...no sé porque ha vuelto...pensé que era esa clase carga de la que uno se siente libre una vez se va...y no regresa.-dije, aquella era la fórmula constantemente aplicada en mi vida, mi madre se había ido para siempre y mi padre apenas disponía de tiempo para mi, aunque siempre pensé que prefería no tenerlo.Su segunda pregunta me sorprendió.-¿Por qué iríais a pedirmelo...?, esa no es la clase de cosa que se pide por que sí...no es algo por capricho...no para mi...-le expliqué bajando la mirada, sin saber si continuar mirando el suelo o atreverme y ver la expresión de su rostro, había tantas dudas a su alrededor...

Queria, como con cualquier otra mujer, olvidarla. No recordar su nombre, no recordar su rostro, mas porqué yo mismo me contradecia reviviendo cada imagen que en mi mente grabada se habia quedado, yendo a buscarla. No entendia mis propios actos, pero pronto un temor naciente aparecia lentamente.

Escuché sus palabras. No habia palabras que surgiesen de mi que pudieren responder a las suyas.
- No sois una carga, de eso esto completamente convencido pero...- Dije callando, dudando, sopensado.- intento descubrir que motivos me llevan a estar aquí, porque yo si he regresado.- Puntualicé mientras me acercaba a ella acariciando su mejilla. Seda era en mis manos la suavidad que producia el roce.

Sonreí por unos momentos mientras respondia a sus palabras.
- Ya no os besaria cuando yo quisiese.- Me quedé en silencio. ¿Qué estaba diciendo? Esto no era propio de mi, pero... Nada es lo mismo desde el primer momento en que la miré. Me alejé de ella un par de pasos, y en silencio me senté en la cama. No dije nada por los siguientes instantes.

Un paso y otro y de nuevo se encontró frente a mi, acariciando mi mejilla, apenas le conocía y sin embargo se mostraba tan cercano...aquello no me molestaba, sino todo lo contrario...poca gente era así. ¿Le vería siempre en las noches? ¿acudiría siempre a mi alcoba en busca del delito de robar un beso?Mis ojos observaron su mano y luego le miré de nuevo de frente, a sus ojos.
-¿Lo consigue...?,¿descubre algo...?,yo solo logro no entender nada, cada vez menos.-le dije y entonces habló de nuevo.-Sí, quizás tenga razón.-asentí y se alejó, sentándose sobre mi cama, me acerqué colocándome frente a él.-¿Por qué ha...venido esta noche?

La miré frente a mi. Si cerraba mis ojos la veia, si los mantenia abiertos no podia apartarlos de ella. Me preguntaba si aquella muchacha, seria capaz de hacerme romper mi propio juramento, esperaba que no pero... ¿Me importaria quizas romperlo? La miré mas fijamente. No, no me importaría, lo romperia mil veces si fuera ella. Comprendia claramente que aquel pensamiento podia ser mi mayor error. Que quizás pudiera ser mi salvacion o que por otro modo fuese el hecho que collevaba a pensar aquello lo que causase mi perdicion.
Negué lentamente como si no quisiera darle esa respuesta, como si fuese otra la que debiera de darle.
- No, al igual que a vos todo esto me parece absurdo y ficticio.- Dije expresando lo que pensaba en voz alta, mas bien no todo lo que pensaba.- Todo se vuelve mas complejo a medida que busco.- Seguí diciendo.- Pero no me dentendré hasta hacerlo y cuando lo haya descubierto vendré a vos para deciroslo.

La insté a sentarse a mi lado. Tal vez no lo hiciera por dudas sobre mis actos, como ya me habia confesado en algun momento.
- Os lo he dicho.- Dije.- Vine a veros.- Callé. Habia ido, estaba allí, la habia visto, pero ahora que decir pues no queria marcharme.- Alguien me ha contratado.- Dije simplemente. Era decision suya querer saber mas o simplemente dejar pasar aquello.

Sus ojos permanecieron puestos en mi a la ve que los míos en él, era inevitable no mirarle con atención.Parecía concentrado en sus pensamientos y durane un instante también yo me centré en los míos propios, los cuales se arremolinaban sin parar un instante y contradiciendose unos a otros.Finalmente habló de nuevo.
-Entonces ambos estamos igual...ninguno puede ayudar al otro.-dije.-¿Y para qué? si puedo preguntar.

Sonreí. Solamente permitidme contemplar la esperanza que habitan en vuestros ojos ya es suficiente la ayuda que ya me otorgais. Hubiera dicho si fuera el mismo muchacho de antaño, mas ahora era diferente reservaba mi derecho a callar mis sentimientos, aquellos que eran calidos, aquellos que ella si saberlo habia vuelto a despertar en mí. Pero sin embargo mis palabras fueron otras, claramente ciertas.
- Siempre podreis ayudarme, curando mis heridas.

Suspiré, si, de esa forma, buscando un punto, un motivo por el que ella en algun momento sintiera curiosidad por mi o algo relacionado conmigo mismo y tal vez en algun momento ella extrañaria mi presencia como yo extrañaba la suya.
- Para vengarse de un joven.- Dije solamente, buscando las palabras adecuadas para ni desvelar identidades, ni al desvelarlas ella fuera si saliere mal acuasada de complicidad.- Es extraño que nos separen y marquen como si fuesemos un ganado cuando entre nosotros mismos hay tanto parecido.- Comenté pues mi trabajo venia de Lunae para Lunae.

Sonreía, eso era realmente bueno, ni rastro de aquella frialdad que había mostrado en nuestro primer encuentro en aquella noche que el destino me deparó para conocerle.
Me mantuve frente a él hasta que mis pies comenzaron a sentirse cansados, entonces di un par de pasoa para colocarme a su lado y sentarme con tranquilidad sobre la cama.
-¿Entonces acudirá a mi en lugar de a un hospital?,soy enfermera, pero no la mejor,¿cómo va su herida?-pregunté y mi mirada se desvió a su costado.Entonces habló contándome sobre su trabajo, devolví mi mirada a sus ojos.-Venganza, eso es lo único que hay aquí...

La vi avanzar, cerré los ojos. ¿Lo haría? Si, si lo hizo, la sentia a mi lado. Un volcan de emociones, sensaciones y sentimientos amenazaban con hacerme perder el poco control que lograba mantener cuando su cercania rozaba la barrera invisible que levantada hacia todos aquellos que se acercaban a mí
Su voz, tan cerca de mi que podia sentirla en la propia piel, por qué, maldita sea la hora, tuvimos que nacer en posiciones tan diferentes, un abismo insalvable separaba a ella de mi. ¿Podría en algun momento... salvar aquella distancia? O sin embargo, ¿caería inevitablemente al negro abismo del olvido?
- Así es.- Dije volviendo a abrir mis ojos mirandola fijamente a los suyos, hundiendome como la primera vez en la negra luz de sus ojos, dos pozos de luz.- Vendré aquí, mas precisamente.- Puntualicé, asi lo haría. Sonreí al comentario que hizo sobre el motivo de aquella encomendacion que me habian asignado y yo aceptado.- En este caso la venganza es producto de un amor, el joven al que me han encargado debe ser todo un mujeriego y bastante estupido como para que una joven acuda a mí.- Dije. Dudaba que recordase que aquello fue lo que sentenció mi vida al crimen.

Pareció en parte nervioso ante el hecho de que me sentase a su lado, aunque en un principio hubiese sido él quien me invitase a hacerlo. Aún así permanecí sentada, pensando en sus palabras...era arriesgado que viniese aquí,aunque parecía ya un experto, entraba cuando quería y por lo que había visto salá cuando quería y sin decir adiós a nadie como había hecho al últma vez.Mientras nadie le descubriese el hecho no me importaba demasiado. Entonces mis pensamentos se centraron en la venganza...tanta gente buscaga esa clase de solución...por amor, ¿cómo el amor podía causar el deseo de la venganza? eso era algo que no lograba comprender.
-¿Una mujer celosa?, siempre había pensado que la venganza era más...cosa de hombres. Hay demasiadas mujeres en el mundo que no son amadas, si todas buscasen venganza apenas habría hombres aún.-dije suspirando, no podía entenderlo, pero quizás para aquella mujer fuese la única solución...simplemente entendía lo difícil que era no ser amada, rememoré la noche pasada en el palacio de Lunae, y un leve cosquilleo acudió a mi vientre, ¿qué habría pensado él de la venganza?,¿estaría pensando en mi como yo en él?Alejé esos pensamientos de mi cabeza y centré mi atención de nuevo en el muchacho que se encontraba a mi lado.-Siempre hay alguna razón para el odio y la venganza, y casi siempre es por amor...-suspiré.

Sí, la naturaleza humana era así, y mucho más si se trataba de hombres, vengativos...las mujeres éramos más envidiosas. Le miré, nuevamente tratando de no dejarme ganar en aquel constante concurso de miradas fijas que parecíamos mantener en todo momento.Me intrigaba que pensaba pero al mismo tiempo deseaba no saberlo, porque eso conllevaría un encadenamiento de preguntas e intereses por su compleja mente llena de misterio.
-También han hecho daño a muchas mujeres.-digo, entre ellas mi madre, entre ellas yo...-La venganza no calma nada, es rebajarse a un mismo nivel...¿te engaña un hombre?, cuantos más podrían haberlo hecho, no por haber sido el merece algo así...la vida pone en su sitio a cada uno...-dije jugueteando con mis dedos sobre mi regazo.-Es doloroso...pero también se dice que el tiempo lo cura todo...-bajé la mirada, ¿cuándo se curaría mi dolor?-¿Qué es el desamor más que un amor no recíproco?-repliqué.

Suspiré y me tumbe en la cama cerrando los ojos y acompasando mi respiración lentamente. Escuché lo que decía, en mi mente la retrataba a ella, en un lienzo imaginario, los colores eran imposibles de encontrar en la cruda realidad pero… no me importaba, solo la dibujaba, viendo como la imagen tomaba vida y…

Abrí los ojos repentinamente, levantandome bruscamente,
pues los pensamientos que siguieron fueron insanos y perniciosos. La miré confuso unos segundos.

Volvi a centrarme en las palabras que ella habia dicho.
- También las mujeres hacen daño-Le recordé.- Pero eso no viene al caso. No sé los motivos reales que puedan haber llevado a aquella joven a acudir y contratar mis servicios pero mientras me pague, cumpliré el trato.- Dije simplemente volviendo a tumbarme sobre la mullida cama de textura sedosa.- El tiempo es el mayor enemigo del hombre, contra el que no se puede vencer. Es el olvido el que cura, el tiempo solo alarga la agonía.- Cerré los ojos ladeando la cabeza hacia un lado.- ¿El desamor? ¿El amor?- Dije en un suspiro.- Son las herramientas por excelencia, pues hacen mas daño que cualquier cuchillo o bala. Mata el alma y desgarra la mente.

Observé más bien de reojo como su cuerpo se recostaba sobre mi cama, cerraba los ojos y perdía su mente en algún lugar al cual yo no podía llegar por mucho interés o deseo que tuviese en hacerlo, no sabía si realmente me estaba escuchando aunque mi duda se vio resuelta cuando contesto nuevamente a mis palabras.Se levantó de forma repentina con los ojos muy abiertos, como despertando de una pesadilla. Le miré, mostrando aquella tranquilidad que tan bien había aprendido a aparentar frente a él...¿acaso iba a colarse por mi ventana cada noche?, esto no podía ser de ninguna forma ni bueno ni sano.
-Claro, todos los seres humanos hacemos daño, tanto hombres como mujeres admito.-dije jugueteando con los dedos de mis manos,las cuales descansaban sobre mi regazo.-No dejo de pensar que pagan para tratar de exculparse de su propia culpa...es realmente cobarde...son tan culpables como vos de la muerte de mucha gente, pero eso no le exculpa a usted tampoco...-dije recordando que hablaba con un asesino.-Puede ser el mayor enemigo, pero también el causante del mayor olvido...cuantos más años pasan más cosas olvidamos y más deseamos olvidar.-ladeé la cabeza para mirarle, mientras mi cabello oscuro caia por mis hombros, había vuelto a tumbarse con los ojos cerrados, le miré.-También causan la mayor felicidad.-dije mirando al frente.

Seguía allí recostado, de nuevo con los ojos cerrados, ¿había algo que le hacía dudar?, ¿algo que necesitase demasiado requerimiento de su pensamiento?, nuevamente quería saberlo con demasiada curiosidad y nuevamente sabía que nunca lo sabría si no preguntaba, lo cual creí que por el momento no me atrevería a hacer.Entonces sus ojos se abrieron y volvió a mirarme, le devolví la mirada durante unos instantes, pero en aquella ronda del extraño concurso de miradas era él el vencedor, dado que aparté mis ojos y los dejé sobre mi regazo también, observando como mis dedos jugueteaban allí entre ellos por el nerviosismo.Entonces sentí su mano sobre mi hombro y mi cuerpo entero se tensó, quedándome de alguna forma rígida, mientras en mi otro hombro sentía el calor de su rostro.Desvié mi mirada a un lado pra mirarle, sin atreverme a girar mi rostro al completo, entonces acercó sus lbios a mi oído y formulo allí una pregunta en forma de susurro.Me sonrojé de inmediato, arrugando mi vestido entre mis dedos.
-¿Q-qué esta diciendo...?, e-eso no sería para nada correcto...no puedo besar a cualquier hombre...ya esta mal el hecho de que ya haya sido besada y de que este usted aquí...Dios, esto es una locura...estaré prometida...no creo que a mi futuro prometido le agrade...-dije con nerviosismo.Entonces pensé en cuantas veces me había saltado mis propias palabras la noche del palacio...me había besado tantas veces...y tantas veces le había besado...Le miré atónita.

Suspiré. Me habia esperado su respuesta negativa, pero el hecho de que siempre a cada insinuacion, a cada acto que en dejaba siempre existiera la negacion, la rebeldia e incluso la prohibición era lo que me hacia con mas intensidad querer de ella, pero poco a poco descubria el verdadero motivo por el que hacia aquello.

- ¿Y por qué hacer lo correcto? La vida es vida cuando se vive alocadamente, cuando no se piensa en las consecuencias, cuando disfrutas de cada acto acontecido en este tiempo escaso a lo que llamamos vida.- Dije con tranquilidad. Notando su cuerpo tensarse a mi contacto.

¿Estará prometida? Esas palabras no me gustaron, y aunque serian ciertas, ahora que estaba descubriendo y por ello me costaba aceptar y reconocer que en algun momento estos encuentros ya no serian posibles. Sonrei de tidas formas.
- Joven dama, toda vida es loca, disfrutad pues si en algun momento llegais a estar prometida, de la vida de supuesta libertad de sentimientos que poseeis ahora.- Repliqué a sus palabras, no habria forma de hacerme callar ni desistir en mi intento.- Un beso es solo un beso lo que ahora os he pedido pues sabeis bien que si quisiera os lo arrebataria de vuestros labios que son tentacion para mi. Tendra la importancia que querrais darle. Puede no significar nada para vos o podria cambiarlo todo.- Dije mirandola fijamente a sus ojos que eran hechizo para mi, que por culpa de aquellos ojos habia vuelto a este lugar, por esos ojos yo...

Me miraba con una expresion atónita. ¿Que esta pensando? ¿Que mira con esa expresion? ¿Es a mí o a algun recuerdo que la haya asaltado y ahora se soprenda de este?

Continuaba paralizada, con aquel nerviosismo que ya me caracterizaba, con aquel estúpido sonrojo. El joven me miraba y entonces me levanté de golpe y di varios pasos dirigiéndome a la ventana que daba entrada al balcón, mirando por los cristales de esta.
-Porque siempre lo hago...demasiadas consecuencias para no pensar en ellas...¿nunca piensa en las consecuencias antes de actuar?-dije, en mi vida ya había perdido demasiadas cosas como para arriesgarme a perder alguna más. Estaba inquieta, no dejaba pensar en mi vida en aquel momento...sintiendo miles de emociones por un muchacho lunae, siendo visitada por un asesino en la noche que posiblemente adore ponerme nerviosa y hacerme enfadar.-Disfruto de mi libertad hasta cierto punto...-Continué observando la noche através de la ventana mientras el continuaba allí sentado, no sabía que expresión habitaba ahora en su cara ante mi reacción pero tampoco me giraría a verlo.-¿Podría cambiarlo todo?, si, podría, cambiaría en el caso de que me besase y alguien entrase...entonces todo cambiaría, pero no precisamente a mejor querido señor.-le dije con una leve risita cansada.-Un beso es solo eso a veces, pero puede causar demasiadas cosas...y de ser un solo beso pedéis pedirselo a cualquiera, ¿por qué seguis preguntándome si las veces que me ha besado le he golpeado?-pregunté entonces.

Se levantó y alejo de mi, dirigiendose con paso firme hacia la ventana, que era puerta hacia el cielo que yo conocia. Esta habitacion era el cielo y ella... Ella era mi angel, angel de Esperanza luminosa que hallaba cada vez que en sus ojos me sumergia, buceando en la negrura de sus ojos dejandome arrastrar por las emociones que se iban desperezando lentamente y despertando con la furia de las fieras dignas de no ser vencidas, pues... ¿quien, señoras y señores, era capaz de vencer al amor en su maxima plenitud? Si ois bien, no son vuestros oidos los que os fallan sino mi juicio y mi razon las que se han dejado vencer o sincerandome aun mas conmigo mismo luchaban aun por mantenerse ergidos, mas es imposible pues el amor es loco, y loco el corazon que no se deja abasallar por el, pues decidme ¿que mas bello, verdadero y puro sin mentiras, habia en el sentimiento que hacia arder mi alma en las llamas de la pasion, enfriaba mis extremdidades hasta la congelacion en la fria paralisis de no desear moverse del lado de quien hacia vibrar el corazon que pareciese querer salirse del pecho y querer estar junto al corazon de la otra persona? Solo el amor, que habiendose negado una vez, habia resucitado como si de un fenix se tratase de las cenizas de un oscuro, solitario y resquebrajado corazon de un hombre que una vez perdio a la mujer que amaba, siendo traicionado y despues muriendo con ella en un arrebato de locura y ebriedad.
- Si pensase en las consecuencias ¿creeís, pues, que me seria facil arrebatar la vida de quienes se me encomienda asesinar?- Dije devolviendole la pregunta.- Solo he pensado en las consecuencias cuando ha sido mi vida la que en juego estuviera.

Me levanté, y la contemple allí de pie su reflejo oscurecido por la negra oscuridad del exterior, pero apesar de ello se veia hermosa o simplemente no era capaz de verla de ninguna otra forma pues un angel encarnado en cuerpo mortal divino eternamente siempre por muy devastador que el transcurso del tiempo fuese, seguria viendose hermosa. Avancé sigiloso pues no habia otra forma de hacerlo, no porque yo quisese sino por costumbre, por hábito, apoyé mis manos en el frio cristal encerrandola en una prision en la que mi cuerpo se convertia, el aroma de su cabello atrajo mi rostro hacia él sintiendo su frangancia envolverme en una envoltura fragil que se rompio al oirla hablar de nuevo.

Suspiré, ella no lo sabia, y me creia que jamas podria ella entender la inmesidad de emociones y sentimientos que en un abrir y cerrar de ojos habia comprendido que ella no habia visto despertar en mi. Cambiaria mis destino, bella joven, amada señorita. Dije en mi mente, pues mis labios no querian despegarse para pronunciar esas palabras, pues... ¿y si mi destino volvia a repetirse, si estos sentimientos no tubiesen cabida? Pero si eso fuese la realidad algo en claro sabia, si la misma locura sangrienta debia repetirse seria mi cuerpo el que lo sufriera.
- Sabeis quien y que soy.- Dije acercando mis labios a su oido susurrando cada palabra que de ellos salia.- Sabeis que si quisiera podria robaroslo como otras tantas veces, pero aqui me teneis rogando por un unico beso entregado por vos.- Dije finalmente.- ¿No os lo he dicho, Noble señorita?- Dije en un tono de sonrisa siniestra.- Odio a las mujeres desde el dia en el que fui traicionado por amor, e incluso odio a mi propia madre por entregarme a las calles cuando solo era recien nacido, decidme ahora, ¿me veis capaz de pedir a cualquier otra un beso?