Habitación de Christinne

Atendi a sus palabras y sonreí, estaba claro que no veia lo mismo que yo en lo que ella describia. Madurez, un poco de madurez no le vendria nada mal a esos ojos. Pensé pues... le seria mas dificil ser manipulable y mas facil que viera el mundo desde diferentes puntos de vista.
- Tal vez no haya comprendido vuestras palabars o tal vez no hayaís sido capaces de daros cuenta de estas.- Dije cuando termino de exponer sus pensamientos argumentandolos.- Segun vos, podeis pensar y como habeis expuesto vuestros pensamientos respecto a la palabra tirano, no se os permite hacerlo, tampoco mostrar sentimientos pero... - Sonreí mas ampliamente, era tan sencillo ver el mundo que ella veia y tan facil cubrirlo con el mio, que ni siquiera parecia real.- pero ¿acaso no estais mostrando rechazo y desaprovacion, sentimientos a fin de cuentas, hacia lo que os prohiben?- Mientras hablaba me fui acercando a su rostro quedando a insignificantes centimentros de sus labios, con los ojos clavados en los suyos. Me lo había prohibido cierto, pero eran imposible resistirme. ¿Qué es¿ ¿Qué tiene esta muchacha que no me deja mantener control sobre mis acciones y deseos? Fue un beso, un simple roce, no intenso, no apasionado, solo simple. Me separé, esperando su reaccion. Tal vez volviera a prohíbirme hacerlo, tal vez volviera a golpearme, muchas reacciones y todas posibles. ¿Cuál sería la suya?

Aún había muchas más palabras que debatían las mías, las cuales escuché con atención, no sabía si buscaba las ideales para debatirlas ya por la simple de razón a que las suyas en eran contrarias a las mías o también porque sería la prueba de que había otro camino para él.
-No es eso...es sólo que resulta difícil mostrar alguna otra clase de emoción cuando sabes que esta mal lo que haces, porque te lo prohíben, y sabes que no será buena la reacción de aquel que te lo prohibió.-traté de explicar,bajando la mirada.-Quizás no tengas la misma percepción del mundo...-dije entoncea mientras al alzar la visa encontraba sus ojos fijos en los míos, cercano, tanto que sentía su respiración en mi rostro.Le miré con aquel sonrojo ya típico en mi.Debí saberlo,pero no me di cuenta hasta que de nuevo sus labios besaron los míos.Todo era extraño, a pesar de que sabía que estaba mal dejaba que lo hiciese...y aunque yo misma le había prohibido hacerlo me besaba, ¿cómo reaccionar ante algo que tu misma has prohibído y que incumplen de una manera tan irreprochable?, no fue largo, y simplemente me dejé besar, hasta que se separó y me miró, bajé la mirada.-Usted siempre acatais las ordenes que os dan, apesar de que se lo prohibí, ¿por qué entonces continua haciéndolo?-pregunté entonces,ya no sabía como sentirme o reaccionar.

Atento escuché sus palabras. Jamas me hubiera imaginado poder entablar una conversacion como esta con una... mujer. Extrañamente me sentia relajado, mas de lo que jamas hubiera podido estar, y demasiado por encontrarme donde me encontraba, pero por mas que me imponia a mi mismo conservar mi estado de alerta, mas me fue imposible.
Comprendia enteramente aquello que exponia pues, ambos padeciamos de forma difirente la esclavitud del pensamiento.
No la abandonaba el rubor en sus mejillas se asentaba en ellas sin dar muestras de rendicion. Su reaccion me parecio extraña logica e ilógica al mismo compas.
¿Acatar ordenes? No sabia nada.
- Obedezco cuando, como y a lo que me parece interesante. Pero...- Respondí con una sonrisa burlona en mi rostro.- no os negaré que me es mas inateresante comprobar que el castigo por desobedeceros es el sabor de vuestros labios, - La hice alzar el rostro y volver a contemplar aquellos ojos negros que brillaban, con sabor a ternura. Su mirada que relucía a sus pestañas. Débiles como su alma eran...revelaban la sensibilidad de aquella joven. Son dos estrellas que se apagan y vuelven a cegar a quien las mira.- y puede ser este el mas extraño castigo que hayan obrado sobre mi piel.

Le miré mordiendo levemente mi labio inferior, con aquel nerviosismo a flor de piel, comenzaba a pensar ahora en lo poco que comenzaba a importarme si el ladrón robaba mis besos, apenas sabía ya como reacionar,o si aún permanecía un hombre en mi cuarto, a pesar de las consecuencias que traería de ser descubierta aún tan solo hablando.Le miré expectante con la mirada clavada en sus gélidos ojos que ahora parecían albelgar sentimientos , que se adueñaban de ellos poco a poco.Le escuché y entreabrí los labios para contestar, dándome cuenta después de que no sabía que decir.
-¿Interesante?,agradecería pues que tomase más en serio mis palabras...pues ya no dice nada bueno de mi tenerle en mis aposentos a esta horas...y de entrar alguien....-dije con aquel rubor que parecía no querer abandonarme para mi desgracia, apenas atreviéndome a mirarle por temor a que aquellos ojos volviesen a acercaarse a los mios cerrándose y sus labios buscasen de nuevo mis labios, sin saber entonces como responder.-Si es un castigo...¿por qué no deja entonces de robar mis besos...?, se lo prohibí, cumpla y no acerque sus labios a los mios...-pregunté dirigiendo mi mirada a sus ojos tratando de aparentar seguridad.

Me reí, no puede evitarlo. Tomarme en serio las palabras de una joven, que mas que joven aun podria ser considerada una niña. Tanto en mis pensamientos como en mi garganta se arremolinaron palabras, las mismas a decir verdad, y ese hecho debia tomarlo en cuenta pues hacia tiempo que fuera a decir aquello que verdaderamente pensaba. Nuestras miradas volviero a entrecruzarse, privilegio pues seria para el dueño de aquellos ojos tenerlos fijos siempre en él.
- Os tomo en serio señorita, sino no me pareceriais intresante.- Respondi. Ciertamente podrian pensar cualquier cosa. Sonreí al ver que el rubor no desaparecia de su rostro, a pesar de estar mirandola fijamente no hacia frente a mi descarda atencion en ella.- Si deciis eso, os recordaré que fuisteis vos quien mostró como sugerencia vuestra alcoba.- Aun apesar de haberlo aceptado, pero conociendome sabria que habria aceptado cualquier lugar, seguro y lejos de peligro.

Deje de mirarla por un momento y cuando al oir la palabra castigo, volteé la cabeza en su direccion encontrandome con sus ojos puestos en mi, dirigida ahora la mirada antes puesta en el suelo a mis ojos, a pesar de sentir aquel extraño alivio por lo que aquellos dos pozos sin fondo brillantes despetaban en mi, mi semblante se endureció, senti como la rabia, la humillacion, la sed de sangre acudia a mi mente despertando al criminal que era. ¿Verían aquellos ojos, aquellos sentimientos? Volvia a preocuparme el saber que pensaria o creeria. Extraño sin duda. Haciendo acopio de fuerza de voluntad volvi a cubrirme con la mascara de la tranquilidad y despreocupacion que siempre llevaba.
- Los castigos son para mi como un juego de niños.- Dije otrogandole a mi voz un tono despreocupado, esperando no ser traicionado por los deseos de venganza.- Habeis visto mis cicatrices, pues sabed que solo un tercio de ellas pertenecen a mi trabajo...- Callé, la voz me iba a traiconar.- el resto ya os podreis hacer a la idea.

Miré su rostro expectante realmente queriendo saber que transcurría por aquella mente llena de misterio, apenas le había conocido aquella noche, pero la vida era riesgo, ¿y qué mayor riesgo que tener en mi cuarto a un asesino?
-Os parezco interesante, pero no cumplis lo que os pido...o más bien los que os ordeno.-le dije mirándole con aquel rubor sobre mis mejillas.-N-no es justo que me diga eso...le traje aquí porque es el lugar más seguro de la casa...nadie le descubrirá....le reproché.-recordé aquellas marcas en su cuerpo, mientras mi mirada descendía desde sus ojos a su torso, cubierto por aquella camisa blanca que se cubría ahora de manchas color escarlata.-Esas marcas...son crueles, es como si pretendiesen recordarle sus errores...-respondí.

Nos miramos fijamente, sus ojos parecian buscar una respuesta o explicacion a no sabria suponer a que pregunta se hubiere hecho a si misma, pero apenas si me importo pues con cada mirada suya caia preso a aquella luz que aquellos ojos desprendian. Tan puros y cristalinos como el agua. Dicen que los ojos son el espejo del alma.

Sonreí. Interesante es algo superficial, y extraño que se produzca este hecho.
- No os quepa la menor duda.- Le dediqué una expresion de chiquillo desvergonzado, pues la resputa que le daria fue causante de esta.- Y creo continuar incumpliendo esa deliciosa orden, señorita.- Me encogí de hombros.- Tal vez tengais razon.

Seguí la direccion de su mirada y sonreí vagamente al recordar el dolor insoportable, durante los primeros años habia estado al borde la muerte en incontables ocasiones, despues perdia el conocimiento durante semanas, cosa que aun por hoy dia seguia quedando incosciente por periodos mas breves.
- Fui adiestrado para aceptar que no es crueldad, pero tal y como habeis dicho su fin es parecisamente el recordarme mis faltas de obediencia o fallos.- Suspiré cansado, hablar o simplemente el pensar en ello me provocaba aquel estado de resignacion y aceptadion de lo inevitable. Mil veces había rogado a Dios la muerte a seguir soportando aquello pero no habia sido escuchado.

- La piedad o compasion no existe en él. Podria ser considerado la sombra del mismo diablo.- Dije con la mirada perdida en ninguna parte.

Aquella respuesta fue de nuevo el impulso que hizo que mi rostro enrojeciese más,¿no se cansaba nunca de enrojecer mis mejillas? dirigí con rapidez mi mirada a sus ojos al escucharle.
-No puede hablar en serio...debe dejar de hacerlo...-le pedí, no sabía si decir por favor ayudaría dado que parecía complacido con el incumplimiento enfrentado de sus actos con mis palabras.-Aún siendo adiestrado el dolor sigue siendo cruel e inhumano, viniendo de donde venga y más si es de alguien a quien llamais amo...nadie es dueño de otra vida...-le dije al escucharle, aquellas cicatrices marcaban sus imposiciones y el intento de liberarse de estas...ademas de heridad mal curadas o demasiado profundas.-No debería servir a alguien como él entonces...

Volvi a sonreir olvidando por un momento aquellos funestos y malditos recuerdos, al mirarla y ver el sonrojo en sus mejillas, el rastro de la incredulidad en su mirada y el tono de suplica en sus palabras.
- ¿Hablar en serio? No lo sé, puede que si puede que no- Sonrei divertido.- Tal vez podria reconsiderarlo.- Dije sin dejar claro cual seria mi opcion final. Me estaba diviertiendo al ver sus reacciones cuando contradecia sus palabras, sus peticiones y sus ordenes.

Unas arrugas se formaron en mi frente.
- No importa si es inhumano, dejaron de tratarme como tal hace mucho. La verdadera crueldad es la de la misma vida en si.- Respondi mostrando mi punto de vista, aquel que me habia hecho creer para poder mantener la cordura y no caer en las tendadoras garras de la desesperacion.- Si hiciera lo que deciis me condenaria a mi mismo a seguir el sendero de la muerte.- Gruñí con enfado pues aquello era algo que jamas estaria dispuesto a aceptar.- No me vereís jamas caminar hasta la muerte por eleccion propia.

Le miré mas seria y dije.
-Si va reconsiderarlo trate de que la respuesta sea si, osea ser que dejará de hacerlo.-le dije con insistencia, posiblemente porque casi toda la sangre de mi cuerpo se agolpaba en mis mejillas y comenzaba a sentir hormigueo constante.-Aún no teniendo tal trato nadie deja de ser humano nunca, y sigue mereciendo respeto...sigue siendo inhumano lo que le hacen...-le miré confusa.-Si conoceis bien a esa persona sabreis como huir de ella ¿no?

Sonreí en una mezcla de diversion -tanto por lo que esperaba seria mi decision como por el incesante rubor de sus mejillas- como de enfado -por el giro que la conversacion habia tomado-.
- La decisicion es dificil pero espero complacer vuestras espectativas, señorita.

Me encogí de hombros, habia olvidado hacia mucho lo que era ser tratado como a un ser humano y sabia que si lo recordaba la desesperacion acudiria a mi destruyendome lentamente.
- Si, la conozco, pero como dije no estoy dispuesto a morir. - La miré fijamente.- ¿Lo aceptariais vos si fuese vuestra unica posibilidad? No quiero ser debil y rendirme, el dolor compesa aquello que obtengo.

Su rostro reflejaba tanta diversión en aquellos instantes que pensé que ninguna clase titiritero o comediante le haría más gracia que yo, allí, tan solo mostrándole que la palidez de mis mejillas era alterable y además con demasiada facilidad. Mis ojos se mantenían fijo en los suyos con insistente curiosidad, tratando de que os mios reflejasen aquella seguridad que me faltaba en ocasiones y convenciese al muchacho para que dejase de enrojecer mi piel con sus labios.
-Yo le puedo decir una respuesta fácil, no lo haga de nuevo.-dije con una leve sonrisa mientras daba un paso atrás para alejarme un poco, dado que no sabía en que momento volvería a cumplir lo que el llamaba castigo.-No le conoce tambien si no sabe como esquivarle o como conseguir su liberación.-añadí.-Todo puede negociarse, o eso me han hecho entender.-dije.

Segui sonriendo y se volvio mi sonrisa mas amplia al ver como se alejaba de mi. ¿Que prentedia lograr con aquello? La mire con un significado en mis ojos. Estos decian que hiciera lo que hicera no escaparía facilmente de mi. Pues, en ningun momento de mi actual vida alguien habia logrado escapar de mi.

Cuando escuche que no le conocia no puede evitar reir con el resintimiento en mi voz.
- Le conozco perfectamente.- Sonreí sarcasticamente por la falta de conocimiento sobre el tema.- Creedme que verdaderamente negociar por mi libertad es como pedir agua en el desierto.- Callé ciertamente habia otro camino, huir, abandonar el reino, el pais y seguir huyendo el resto de mi maldita existencia. Pero ser un fugitivo que ya de por si era, huyendo ahora de un simple hombre, no, antes que huir preferiria la muerte.- Es poderoso señorita y el mas peligroso de los hombres.

Aquella sonrisa permanecía constante en los labios inos y rosados del muchacho frente a mi, despertando aún aquella extraña y terrorífica curiosidad inquietante en mi. Después de todo si tenía una razón para cumplir los deberes de su labor y era el hecho de mantener su propia vida.Aquellos ojos reflejaban demasiadas cosas a cada instante con brillos desconcertantes para los míos.No conocía a tal hombre, pero si aquel a quien hacían llamar Alacrán,el asesino a sueldo al que allí temía, le temía sus razones había de tener.
-¿Entonces me decís que a vuestro amo le gusta demasiado su disposición?-le pregunté auqnue la respuesta era más que evidente.-Quizás el poder sea la mejor arma en estos tiempos si es capaz de asustaros como lo hace.-le dije aún mirándole a los ojos.

Aun consevando aquella sonrisa, ahora por el brillo oculto en sus ojos de curiosidad. ¿Cómo podia sentir aquella joven curiosidad? Y precisamente por ello ella provocaba en mi el despertar de mi insaciable se de descubrimiento.
- Si.- Dije para responder a su prengunta de respueta obvia.- Poder. No sirve de mucho si no sabes utilizarlo, pero en este momento es lo que gana respesto y credibilidad. - Dije corroborando su afirmacion, mientras mis pensamientos se centraban en uno unico y tan cierto como mi propia existencia.

Si mi vida no peligrara podria hundirlo. Podria no seguir siendo su pertenencia. Y al fin seria libre. Algo oprimio mi corazon con aquello ultimo. Libre. Esa palabra que en mis sueños tanto habia deseado ser. Libre de todo, sin ataduras. Deja de pensar en eso. ¡Jamas lo lograras! Me dije a mi mismo para no caer en un estado de melancolia y desesperanza.

Aún con aquella curiosidad creciente con cada palabra en mi interior escuché todo cuanto tenía que decir, fueron breves sus palabras pero no por ello dejaron de ser curiosas para mi.
-Tiene razón, pero si parece ser que su amo sabe como utilizarlo si tanto le hace temer por su vida.-le dije observando la expresión de su rostro.-¿No hay forma de engañarle?-pregunté entonces sin saber siquiera porque trataba de buscarle solución a los problemas de un asesino, quizás porque me había demostrado que era más compasivo y humano de lo que pensaba.

Mi mente vagaba por los mas negros y ocultos rincones de la complejidad de mis pensamientos.
Mis sentidos desaparecieron por un periodo de tiempo eterno a mi parecer, siendo la realidad contraria a mi juicio.
Con la miarada fija en un punto que solo yo podia ver, perdida por el ensoñamiento habitual y caracteristico de un artista.

Un pequeño crujido me hizo despertar y enfocar mi campo de vision hacia la chiquilla, capaz de lograr despertar en mi una curiosidad inexplicables, que en aquel instante recordé se encontraba allí, y el porque de mi en aquel lugar.
- Deberiais ir a descansar.- Dije incorporandome. El dolor de las heridas habia desaparecido o tal vez simplemente no alcanzaba el limite de mi resistencia a él. Es de las pocas cosas a las que debo estarle agradecido.- No seria apropiado si tuvieseís que atender a otros enfermos encontrandoos agotada.- Y antes siquiera de ella poder vaticinar mi acto, me encontraba robando un nuevo beso, de intensidad pasional, no enamorado cabia decir. Pero fogoso como las llamas del infierno.- Tened un placentero sueño.- Dije tumabandome en el sillo que habia echo mio al separarme de ella.

Observé auqle gesto perdido en su rostro, sin saber a donde podría haber acudido su mente, quizás analizando la situación, pensando como seguir sacándome de quicio o quizás regresando a aquel pasado tan confuso para mi en aquellos instantes y tan terrible y claro de recordar para él.Realmente despertaba en mi tal curiosidad el dolor que le atormentaba que no llegaba a imaginar hasta que extremo estaba dispuesta a saber o la medida de como habría llegado a sufir el muchacho.El tono de su voz me sacó de mis pensamientos mientras veía como volvía a mirarme, observando como se incorporaba.
-Sí, será lo mejor...ha sido un día largo y duro...-dije suspirando, mientras desbiaba mi mirada.-No se preocupe, cumpliré con mi obligación me cueste lo que me cueste.-dije mientras me disponía a dar un paso para dirigirme a mi cama, sin embargo no pude preveer sus actos y sus labios encontraron de nuevo los mios en aquellos encuentros repentinos y furtivos que estos provocaban, robando de ellos otro beso más...¿cuántos habría de robar aquella noche para hacer mi corazón explotar?, sentía aquel beso pasional en lo más hondo de mi ser incluso cuando mis ojos se cerraron con fuerza, sentía el deseo con el que me besaba y sus labios contra los míos, con aquel roce repentino.Cuando se apartó mis ojos se abrieron como nunca antes, quedándome inmóvil, mientras él se recostaba en el sillón...me dirigí a mi cama aún analizando lo que acababa de pasar y una vez me tumbé en mic ama y me tampé con las frías y blancas sábanas,coloqué mi camisón y me incorporé un instante para tomar uno de mis almohadones y lanzárselo,dándole de lleno en el rostro.-¡Eso por atrevido!,¡Habrase visto, que desfachatez!-refunfuñé mientras tumbándome daba vuelta en mi cama colocándome de lado para darle la espalda y ocultar el inmenso rubor que cubría mis mejillas acompañamdo el desenreno de mi corazón.

La observé, tumbado como estaba en aquel sillon, que comparado a las largas noches a la interperie o incluso a aquel lugar era el mejor sitio donde sabia que jamas podria descansar como lo haria aquella noche o lo que quedara de ella.

De aquel extraño, repentino y ultimo beso que habia robado nuevamente de sus labios, conservaba aun su sabor.
Pensaba que era extraño por el simple hecho de no haber pensado siquiera en lo que aquel momento estaba haciendo o incluso pensando. ¿Había dejado de pensar? ¿Me habia llevado por un impulso? ¿Habia sido necesidad o deseo aquello que habia actuado por mi? Muchas preguntas similares acudian a mi cabeza, pues notaba una sonrisa de satisfaccion curvando mi la gelida y petrea expresion de mi boca. ¿Qué esta pasando esta noche? ¿Qué te esta pasando, Alacrán? Me preguntaba a mi mismo. No era habitual. Era antinatural en mi forma de ser sentir tal atraccion de interes por una mujer y mas si esta era una niña apenas consciente del verdadero mundo oculto tras la fachada de la alta sociedad.

Permanecio inmovil. Sus ojos ahora convertidos en dos esferas de azabache se abrian ante la sorpresa. La miraba tanto con una sonrisa en mi rostro como reflejada en mis ojos aunque de significado diferente. La primera satisfaccion, la segunda algo mas complejo e indescritible, era de aquellas sonrisas que surgen del alma con voluntad propia, de las que no conocias su existencia hasta sentirla. Mi problema. No comprendia ni entendia que la habia llevado a emerqer de mi.

Unos segundos que parecian eternos y ella volvio a su lecho, donde se tumbó. Cual no seria mi sorpresa al dirigir yo mi vista apartandola de la cama y de su ocupante, sentir un nuevo moviento que captó mi atencion y me hizo volver a mirar y recibir de lleno el impacto esponjoso y mullido de un objeto blanquecino en mi rostro. ¿Una almohada? Pensé al tomar aquel objeto, dirigiendo una mirada confusa a la joven que tras expresar su disgusto que habia producido en ella el haberla besado.
- Muy considerado este detalle el vuestro.- Dije con un timbre de no poder sostener por mucho tiempo las ganas de reir.- Es incomodo apoyar la cabeza en una superficie rigida.- Terminé explotando en carcajadas. por lo cómico que aquel momento me habia parecido.

Dirigiendo una ultima mirada a la silueta que las sabanas marcaban de ella, vuelta de espaldas a mí, sonrei. Ha sido extraño, pero agradable. Gracias. Pensé enviando aquellos pensamientos sinceros a aquella joven, pues pensaba y creia que por capricho del Señor, nuestros caminos raramente volverian a encontrarse.

Apoyaba la cabeza contra la almohada de una forma tensa, sintiendo mis mejills arder de aquella forma tan intensa, tanto que pensé que aquello encendería mi cuerpo al completo. Apretaba las sábanas entre mis dedos, arrugándolas con el solo pensamiento de todo cuanto había pasado, aún sin lograr cerrar los ojos, con ellos abiertos fijos en alguna parte, dado que no sabía siquiera hacia donde apuntaba mi mirada o si realmente miraba algo en concreto, más bien estaba perdida, pero en los pensamientos que arremolinabanmi cabeza aquella noche intranquila, con el ceño fruncido con notable...¿indignación?, mi vida era un desastre, cada día me pasaban cosas más ilógicas y difíciles de explicar, ¿qué clase de señorita tenía a un asesino a aquellas altas horas de la noche en su alcoba...?,¿o más bien quien siquiera le daría cobijo a un asesino?, ¿quién si no? yo.Le esuché sin voltearme necesariamente para sentir la diversión de su voz.
-¡Cállese y duerma!-repliqué con fingida severidad, tratando de mostrarle mi ¿descontento? con todo el asunto y todo aquello.Supuse que cuando despertase al día siguiente su preencia habría abandonado la estancia y quizás no volviese a verle...eso en el caso de que lograse siquiera dormir, de no ser así, quizás tan solo lo fingiera...dado que, ¿de qué me serviría tener que despedirme de alguien que había tomado aquella noche mi vida caoticamente?, no quería saber que pensaría o como me sentiría si lo viese,tampoco sabía si él querría o se despediría de mi, por ello, quizás fuese mejor cerrar los ojos y no ver.

¿Qué pensamientos estarian cruzando por aquella mente tan dificil de comprender? ¿Qué sentimientos se agolpaban en su corazon? ¿Que sensaciones la recorrerian haciendola estremercer? Y mas importante aún, ¿qué hacia yo preguntandome a mi mismo por aquella joven?

La miré sorpendido, de caer en la cuenta haberme estado haciendo similares preguntas desde el momento de haberla visto, de haberla seguido.
Me preguntaba si habia sido una mera casualidad el haberme encontrado aquella noche a esa chiquilla, el que la hubiera salvado y siendo herido por ello. ¿Es tambien casualidad encontrarme aqui?

Su voz me saco de mis cavilaciones, de mis dudas. Senti el poco agrado que habian despertado en ella los besos robados. Sonreí. Qué inocente podia llegar a ser.
- Como desees- Dije como si no hubiera ocurrido nada, como si no me hubiese girtado. Simplemente como si hubiese olvidado aquel beso.-pequeña niña.

Abri los ojos confundido. No tarde mucho en comprender donde me encontraba.
Me incorporé, dirigiendo y clavando mis ojos aun soñolientos en figura que parecia profundamente dormida en la cama. Me acerque silenciosamente. Observe su rostro perfilado. Extraños impulsos que tuve que refrenar me invadieron.
- Algun dia, os lo pagaré de cualquier forma.- Susurré inclinado sobre ella. No lo dije precisamente por haber curado mis heridas, mis palabras guardaban un sentindo mas transcendental, profundo y oculto.

Me incorporé y abriendo la ventana, me columpie hasta descender al suelo, el jardin regalaba un fresco aroma a rocio, me oculte entre la maleza y me alejé de allí, de aquella casa. De aquel balcon. De aquella habitacion, a la que dirigi una ultima mirada.

(Chris-Drake)
Un nuevo dia estaba muriendo para entregar al mundo nocturno el brillo palido de la luna, verduga del Sol y compañera de nosotros almas errantes de la noche fria y mortal.

Pero aquella vez yo no habia salido a encontrarme con la novia de las sombras. Ocultandome en la negrura de un callejón tenia la vista perfecta de la verja.
Me aproxime, alejandome de las rejas de la entrada, a un muro en penumbra. Perfecto.
Trepé con asombrosa agilidad propia de mi oficio. Salte al otro lado del muro cobijandome en la pared. Anduve sin alejarme de esta buscando un punto familiar. Allí estaba no habia duda alguna, recordaba facilmente aquel arbol de tronco nudoso. Escuché voces y espere hasta que se apagaron en la lejania, entonces subi por el arbol.

Me quedé apoyado en el tronco suspendido a varios metros de altura, mirando hacia el balcon y las ventanas cerradas. Esperaba estuvieran abiertas, pues me habia decidido a verla fuese como fuese. Ya no me bastaba su mero recuerdo.
Avance cuidadosamente por la rama, y en un impulso salté sobre el alféizar. Baje al suelo de la terraza, sonrei a medias, nervios afloraban en mi al saberme alli a pocos pasos de poder verla. Camine hasta la ventana. Un grito de triunfo recorrio mi cuerpo de pies a cabeza. Irresponsable. Pense al ver que las ventanas se encontraban abiertas, mas mi desilusion aparecio al ver la alcoba desierta. Cerré las ventanas y me sente en el sillon. Bueno... solo me queda esperar. Pensé tumbandome en el sillon cuan largo era, quedandome sin siquiera quererlo dormido.

Acababa de llegar a casa, estaba realmente cansada...aquel paseo había durado demasiado, ¡Dios no sabía cuanto hablaría la sobrina de Eleonora cuando la creó, eso estaba claro!, de ser así, la habría hecho muda.Mientras caminaba por el pasillo deshaciendo el complicado enredo de orquillas y lazos que recogía mi pelo en un moño refinado recordaba su irritable voz de pito...Alcé la mano hasta mi pelo para revolverlo al encontrarse de una vez suelto y con un suspiro adelante una mano para girar el poo de mi puerta y entrar en mi alcoba, ``al fin en casa...´´pensé, mientras al entrar encendía la luz y me dirigía al tocador, haciendo en un princio una trenza, hasta que al ver mi imagen en el espejo vi en el relejo que no me encontraba sola, di un pequeño salto con n grito ahogado por la sorpresa y el encuentro de mis labios con el dorso de mi mano.Me giré al ver la figura de un muchacho al cual reconocía dormido en el sofá.Me alcé y caminé sin poder creerlo hasta estar frente a él e inclinarme para que mi mano roase su mejilla...era él, estaba allí...

En aquel lugar tranquilo, donde me sentia en paz, tranquilo y seguro, el sueño era placido, sin interrupciones y continuo. No me importaba en absoluto lo extraño de aquello pues podia descansar como en ningun sitio.
Unicamente desperté al notar como una sensacion de seda rozaba mi rostro, no abri los ojos, pero nada mas venir a mi mente el recuerdo de donde habia estado durmiendo los abri de repente encontrandome con ... ¿Luz? Mis ojos comenzaron rapidamente a acostumbrarse a la luz que inundaba la habitacion, pero unicamente mis ojos se clavaban en esa luz de la que tanto habia evocado su recuerdo, pero ahora mas no era ya un recuerdo, estaba ahi, era real.
- ¿Buenas noches?- Dije sonriendo con toda la naturalidad que el sueño que se negaba a abandonarme me permitia.- Habeis tardado demasiado.

Mi mano rozaba su mejilla aún, como pensando que aquello era fruto de mi imaginación, la cual evocaba la única y última ve que había estado allí, al igual que ahora tumbado en aquel sofá mientras descansaba.¿Estaba herido? de no ser así...¿por qué no abría los ojos?, así lo hizo, abrió sus ojos y me miró, entonces como única reacción aparté mi mano de golpe y di un paso atrás aun confusa por el hecho de su presencia.
-¿Q-qué hace aquí?,¿cómo ha entrado aquí?-pregunté descolocada, entonces vi la ventana del balcón abierta y maldije, siempre la dejaba abierta en un descuido, me acerqué y la cerré.-Si os ven aqui...¡claro que he tardado! no pensé que ndaie fuese a esperarme en casa...y menos en ¡mi cuarto!, no puede colcarse en el cuarto de una mujer cuando le plazca...-dije mirándole sin saber como reaccionar.