Habitación de Christinne

Le miré con rabia, sin saber comoa ctuar.
-Precisamente porque me molesta no deberíais hacerlo más, es incómodo cuando alguien trata de molestarme constantemente, no bromeo.-le dije mirándole intensamente a los ojos, no comprendía que se pasaba por su cabeza en aquellos instantes aunque también pensaba que quizás me era preferible no saberlo.Me sorprendió su respuesta, tanto que mis ojos se abrieron un instante más que nunca y luego le miré con parsimonia.-No diga estupideces...a la gente como vos no puede importarle la gente como yo...son asesinos por eso, porque son fríos...conozco lo suficiente del mundo, puede que no haya sentido lo que es la traición pero si me han hecho daño y creo que eso es suficiente.-dije notando como aflojaba el agarre.-Yo no soy de sus asuntos...-le dije desviando la mirada,mientras notaba como me acercaba a él, colocando su mano en mi espalda, dirigí mi mirada hacia él con reproche por lo que hacia de inmediato, sin embargo me encontré con la suya...cargada de...¿ternura y amabilidad?, como momentos antes en el callejón y me sentí desconcertada.Se inclinó y sus labios toparon con los míos una vez más, de una forma dulce y cálida...¿qué debía hacer ahora?,¿golpearle o simplemente besarle?, no me incomodaba aquella sensación, pero no dejaba de sorprenderme el roce de sus labios sobre los míos teniendo en cuenta quienes eramos cada uno y que podría matarme si quisiera...¿era aquel chico realmente tan temible como quería hacerme pensar?, no lo tenía claro, pero cuando quise darme cuenta también yo le besaba.

Aquel beso era distinto a todos cuantos había robado de mis labios aquella noche, más sincero e incluso dulce, por un instante olvidé la situación y todo cuanto me rodeaba, no recordé tampoco nada de lo sucedido aquella noche, tan solo me concentré en el tacto de sus labios sobre los míos, los cuales correspondían aquel beso acompasados a los suyos,con aquel torbellino de emociones en mi interior sin control ninguno.Sus labios se separaron de los míos y aún con los ojos cerrados suspiré, como si aquello nunca hubiese sido real...abrí mis ojos y entonces comprendí todo...¿qué acabas de hacer Christinne?,¿te has vuelto loca?, le miré a los ojos e incrédula por mi propia reacción bajé la mirada avergonzada y con un sonrojo notable, volviéndole a mirar después para alzar mi mano y abofetearle mientras le empujaba para alejarle.
-¡Basta!,¡le dije que no volviera a besarme!-le casi grité nerviosa, casi temblando por no saber como reaccionar.
-

Sonreí, aquel gesto que denotaba vergüenza y el sonrrojo evidente en sus mejillas, eran una trampa, un iman al que no me podia resistir.e. Tan embobado estaba en su reaccion por su reaccion, que no vi levatarse su mano.

En cuesntion de segundos todo paso muy rapido. Su mano me golpeo, tal vez con mas fuerza de la que ella creia que poseia, se apartó, por poco tiempo, sus gritos ¿a caso importaban en ese momento? A mi desde luego no, pues si alguien me descubria allí seria su culpa y por tanto romperia su palabra de no traicionarme.

Tome, con la rapidez con la que desempeñaba mi trabajo, su mano aun levemente levantada y la empuje volcandola sobre la cama. Mi mirada antes calida eran ahora dos espejos de hielo que no dejaban siquiera mostrar ni la mas minima emocion. Nada, calidez, ternura, amabilidad, odio, rabia, desprecio... Nada.
- ¿Por qué se niega a aceptar que le ha gustado? Es cierto que no os conozco de nada, pero decidme... ¿me conoceis vos a mi? No, ni siquiera al contrario que yo lo intentareís.- La agarraba sin fuerza de las muñecas extendiendo sus brazos en la cama, había creido por un momento que realmente ella podia ser diferente a Ella, pero... ¿Me estoy equivocando ahora o en el momento en el que me fijé en ella? - Seré un asesino, un crimanal, cierto, pero aun asi a pesar de no deber mostrar emociones, es inevitable pues soy humano. Os puedo asegurar mujer,- Añadi a esa palabra un tono llamativo.- que sois diferente a cualquier otra. Tened presentes que habeis atraido hacia vos el interes de un asesino.- Suspiré y quité mis manos de sus muñecas, me aleje de la cama, de ella, dirigiendome hacia el sillon y tumbandome en él.- Y recordad que aun estais a tiempo de alertar a todos los que habiten la casa de mi presencia, yo no me marcharé, descansaré querais o no, aún a sabiendas de que mi vida depende de lo que decidais hacer. Dormid bien.- Dije y girandome mirando al respaldo del sillon cerré los ojos, atento a cualquier ruido.

Observé como la sonrisa que antes había ocupado su rostro desaparecido, posiblemente aquello había sido una estupidez o mucho más, una temeridad dada la situación.Agarró mi mano y me empujó para caer sobre la cama, colcándose él sobre mi. Le miré con sorpresa, completamente sonrojada y casi temblando, entonces observé aquel vacío de nuevo en sus ojos, no había amenaza, pero tampoco rastro de la ternura y calidez minutos antes habida.Le observé con temor, mientras su manos sujetaban sin fuerza las mías contra la cama, sujetándolas por las muñecas.
-Le dije que le golpearía...-me defendí.--¿Por qué trata de molestarme...por qué juega conmigo...?-le respondí con otra pregunta y los ojos inundados,mientras le miraba desconcertada por todo cuanto estaba sucediendo aquella noche.-Es cierto que no le conozco pero...¿usted ha mostrado indicios de que desease querer que le conozca...?-le dije.Nuevamente habló y me sorprendí,¿yo diferente a las demás?,¿él interesado en mi?, tras decir aquello se apartó de mi y se alejó de la cama, respiré nerviosa.Lo que decía era cierto, fuese lo que fuese seguía siendo humano, y por lo tanto aunque no demostrase emoción alguna en momento sucumbía ante ellas y las pedecía como el resto.Ví como se tumbaba en el sofá y me daba la espalda, mirando el respaldo...no iba a entregarle, no tenía motivos para hacerlo...era cierto que le había advertido sobre besarme...pero también yo le había besado, aún confusa me tumbé correctamente y me tapé con las sábanas de la cama, colocando una mano bajo mi rostro y con la otra apretando las sábanas,¿dormir? no podría esa noche, suspiré y cerrando los ojos un instante hablé:.-N-no voy a entregarle, ni a alertar a nadie...-dije con calma y suavidad mientras me incorporaba de la cama y pensando en sus palabras me arrodillaba junto al sofá, pensando que saber más de él si me intrigaba.-¿Cuántos...cuántos años tiene...?,¿desde cuando es un asesino?-pregunté.

La miré, a pesar de oírla no respondí a cuantas preguntas me hiciera. Ojalá yo tambien lo supiera. Lo qué estaba sucediendo dentro de mi, una lucha eterna que crei haber ganado y superado, pero que ahora veía como simplemente volvia a comenzar. ¿Puede la sombra amar a la luz? ¿Pueden los contrarios atraerse irrevocablemente por un sentimiento? ¿Si me dejo llevar por esto... me volveré débil y enloqueceré? ¿Sería todo igual de haberla encontrado antes? Esas y otras muchas preguntas de dificil respuesta surgian en mi subconsciente inundando mi consciencia. Mi tan equilibrada razón se habia convertido en un torbellino gigantesco donde las dudas nacian multiplicandose por momentos.




Escuché sus palabras. Realmente es diferente. Pensé al oir lo que decia, cualquier otra principalmente se habrian negado, y aquellas que si hubieran aceptado o bien tenian otros motivos o ya habrian echo de mi un prisionero. En todos los sentidos. Sonreí al respaldo.

La noté a mi lado, cuando habló. Me giré confrontandome con sus ojos. ¿Habrá decidido tomar como suyas mis palabras? ¿Querrá conocerme o al menos intentarlo? La segui mirando, sin decir nada durante bastante tiempo.
- Son veinticinco. Veinticinco malditos años.- Suspiré, mi vida, toda ella habia estado maldita sin saber por cual razón. Si no me hubiera abandonado, no la habria conocido, no la habria matado, no seria quien y lo que soy y...Y no la habria conocido. Tal vez... tal vez, no sea tan malo este estilo de vida. Perdido en aquel pensamiento, volvi a enfocar mi ojos en ella.- Siendo consciente de mis actos... podria deciros que mi primera victima fue hace siete años.- Hice una breve pausa, dudaba, pareciera que mis dudas solo se incrementarian, pero... en algun momento se resolverian de golpe.- Pero fue a los 15 años cuando mis manos se tiñeron de rojo y no precisamente de pintura.- Aun lo recordaba como si fuera ayer mismo cuando los habia visto a los dos entrar en aquel callejon sin salida.

Aún allí arrodillada frente a él esperé a que se voltease para mirarme, y así lo hizo. Era él quien había dicho que no le conocía y que no querría siquiera intentarlo, y ahora estaba allí demostrando que se equivocaba, quizás no llegase a conocerle pero no sería por desinterés alguno,preguntándole que le había llevado a aquella clase de vida oscura y marcada por el color rojo. Tenía veinticinco años, no me había equivocado, rondaba la veintena, pero si era bastante mayor que yo.
-¿Puedo preguntar el por qué?-dije entonces mirándole.-¿Por qué un muchacho de tan solo quince años mataría a alguien...?

Suspire. La mire.
- Os lo diré si es lo que deseais saber.- Respondí. Si queria realmente conocerme o intentarlo, las preguntas para hacerlo... era extraño como lograba saber que preguntar.- Pero tal vez no logreís comprender del todo mis actos, pues como dijisteis antes, no conoceis lo que ser traicionado.- Cambie mi postura a una un poco mas incomoda para las heridas, pero mas comoda para poder mirarla. Era doloroso y molesto pero mas soportable que en otras ocasiones en las que cualquier movimiento podria haberme supuesto la muerte.- Todo comenzó con una mujer. Al ser el hijo del parróco la conocí, al principio...- Mi centro de vision se perdio y como si de una pelicula se tratase, a pesar de estar sumido en el recuerdo del pasado continué hablando.- solo era una chica mas, despues la mas bonita hasta que acabé adorandola. En ese tiempo era capaz de amar, de sentir la calidez de todo. La amaba...- mi voz se volvio fria, llena de amargura. Recordar hacia daño, queria olvidar pero... no podia, olvidar significaba dejar de ser. El ser humano teme a muchas cosas, yo solo a dos, a él y a no ser nada, no saber que alguien podria recordar lo que hiciste...- la amaba hasta el punto de abandonarme a ese sentimiento, calido, voraz y cruel que es el amor, para que para que ella aceptase ser mi esposa hasta el fin de los tiempos.- Un odio infinito se dejo ver en mis palabras.- Ella si podia aceptar al hijo de un hombre de fe, pero no me traiciono, traiciono el amor incondicional que le profesaba al casarse con un hombre, un noble.- Si no me hubiese aceptado, si solo se hubiese limitado a rechazarme lo hubiera entendido al verlos.- Lo mejor fue verlos unido bajo las manos de mi padre. Tras eso, anduve por las sendas del pecado, nada mas lejos del juego y del libertinaje. Perdí mi hogar por ello.- Al fin la imagen regreso como otras tantas veces. Nitida y clara como el reflejo en un espejo aguas cristalinas.- Una noche los vi juntos, se celebraba un festival, entraron a un callejon, no pude soportarlo más, con una simple navaja teñi el suelo de escarlata, ¡ja! esa seria mi primera obra de arte.- Dije con un tono ironico, podia verlos, sus caras aterradas primero fue él, el quien me habia arrebatado al amor de mi vida. Cubierto por su sangre la miré, estaba sorprendida, suplico por su vida patetico.- Disfruté no lo niego el haber hundido el arma en su abdomen y pecho incontables veces, perdi la cuenta en la vigesimonovena puñalada. Solo un pensamiento devaraba mi pensamiento logico.- Volvi en mi dejando como el eco del murmullo del mar aquellas imagenes. La miré su expresion no me sorprendió, pero ¿por qué estaban humedecidos sus ojos? ¿A caso se compadecia de los dos amantes? Sonreí.- Aquel pensamiento fue el mismo que les unio: Hasta que la muerte los separe. Y desde luego los separo, nos separo para se mas exactos, yo sigo vivo, y ella no. Una distancia insalvable nos separa, ¿no cree?

Suspiró y dejé caer mis rodillas sobre el suelo para estar más cómoda, apesar de que este estuviese frío, aún mirándole con interés por cuanto tenía que decir.Fue por eso por lo que me mantuve en silencio, hasta que habló de nuevo.
-Sí, me gustaría saberlo.-le dije con curiosidad y calma.-Trataré de hacerlo aún así.-dije con seguridad. Cuando comenzó a hablar, entablando las palabras necesarias que conducían a su historia nunca pensé que toda ella hubiese comenzado con aquel sentimiento, el amor, por una mujer cuando apenas era un crío, me sorprendí, pero no dije nada, quería escuchar la historia entera e interrumpir además de no acelerar nada solo serviría para molestarle.Amar a alguien que no le había sabido amar le había llevado a aquel camino de desgracia, le miré apenada, y cuando habló sobre ella y el otro joven pude ver el dolor en su mirada, junto con alguna clase de rencor...¿tanto había amado alguien hasta que debastasen su corazón?...era por eso que yo no confiaba en nadie en aquellos temas...ya habían roto mi corazón en varios sentidos y no deseaba padecer un dolor más.Su propio padre había entregado a la muchacha que él amaba a otro...¿cuan debastado había estado el mismo en aquella época en la que apenas era un niño y ya le habían herido profundamente?, me sorprendí cuando habló de como les había quitado la vida y sentí algo de temor...supuse que él mismo había sufrido incluso tras su muerte y que en cierto modo le había dolido haberles matado...¿habían muerto tres personas aquel día en lugar de solo dos? Mis ojos se llenaron de lágrimas que no pude contener mucho tiempo, rodaron por mis mejillas sin casi darme cuenta.-La muerte separa a demasiadas personas...-le dije con un hilo de voz tembloroso.

Me preguntaba qué estaria pasando por su mente para que cristalinos diamantes rodaran como un alud por sus mejillas. Lentamente, como si mi cuerpo pesase o estubiere anclado al sofa, me incorpore, sentandome inclinado hacia adelante quedando mis ojos a la altura de los suyos. Alcé mi mano. Me detuve. ¿Qué haces Alacrán? ¿Cometerás el mismo error? ¿Vale la pena tropezar nuevamente? La miré, mi mano alzada casi rozando su mejilla, mis ojos sumergidos, tragados por el negro vortice de sus ojos luminosos. Si, merece la pena. Esa luz la merece. Sonreí, con ternura, limpie sus lagrimas con mis dedos, con sutiles movimientos, las sequé. Tome su barbilla.
- La muerte, fiel compañera, leal para unos y traicionera para otros.- Sus palabras, segun mi modo de pensar, no eran las mas apropiadas pero aun asi.- Separa, para volver a unir eternamente a cuantos toque con su mano de hueso blanca y fria como el marmol.

Mis ojos no podían contener las lágrimas, que no cesaban de caer una tras otra por mis mejillas pálidas, dándoles un color suave carmesí. Entonces se incorporó y alzó una de sus manos, secando después mis lágrimas con sus dedos mientras rozaba mis mejillas y yo bajaba la mirada avergonzada.Una vez fui capaz de mirarle me topé con sus ojos.
-Es injusto que te separe de aquellos a quienes amas cuando más les necesitas...aunque no puedas verles...saber que estan ahí es suficiente...¿por qué no da esa oportunidad?-pregunté aún llorando desconsolada, sin duda refiriéndome a por que había aparatado a mi madre de mi lado,alejándola más de cualquier horizonte o límite...no nos separaban kilómetros ni oceanos...sino la misma vida...La sola idea me aterraba, y no tenía a nadie que me diese seguridad como hubiese hecho la persona a la que añoraba, lloraba como una niña asustada, en busca del abrazo de quien la ama.

La contemple, alli frente a mí, mirandome con los ojos empañados por las lagrimas. Sus palabras tomaron significado rapidamente. No por el echo de saber a que se referia, sino mas bien, por pensar tras cada crimen que habia cometido, quienes llorarian la muerte y la desgracia de a quien habian elegido para ser mi victima o incluso durante el tiempo que duraba la vigilancia de la siguiente. Solo en una ocasion debí manchar mis manos con sangre innecesaria. No aparté mi mano de sus mejillas, rozandola debilmente conteniendo a duras penas aquellas amargas gotas de cristal. No sabía que decir, pues ¿cuándo se ha visto a un segador de vidas, consolando a quien ha sido victima del juego de la muerte? Suspiré, en un lento movimiento bajé hasta el suelo, deslicé mi mano, alejandola de su mejilla, hasta las suyas dejandola allí. ¿Qué podia decir, en aquel momento, donde ella que tan fuerte habia parecido en la calle ahora se mostraba tal cual era? Podia comprender pero no saber, pues ella sufria por la muerte, mientras que yo... yo la impartia.
- Aquellos que perdisteís viven en vos y no morirán salvo si los olvidais. Es lo que hemos amado en la discontinuidad y en la dispersión de la vida lo que amaremos en la unidad, en la pureza, en la simplicidad de una memoria fiel, por ello...- Alargué el brazo hasta sus hombros, recorriendo su piel desnuda, cubrí sus hombros con él y sin proponermelo siquiera la atraje hacia mí, la luz que aquellos ojos me mostraban, ahora empañada por el dolor y el temor que la muerte producia, Alacrán es un asesino sí, pero es tambien un hombre, un artista, que sabe comprender y admirar la belleza real de la vida.-Todo ser vivo siente dolor, por la perdida de quien unicamente los saben amar... pero lo mejor es no permanecer en soledad y vivir la vida con la gente de alrededor. Si os aferrais a ese sentimiento de dolor permanecereis triste para siempre, no pudiendo asi dejar descansar en paz a quien perdisteis.

Bajé la mirada aún sin poder contener el llanto, sintiendo su mano cerca y por una vez pensando que realmente aún era una niña...porque no había superado la perdida de mi madre después de un año y quizás nunca lo haría...y por mostrarme tan débil ante él como me mostraba en aquel momento. Sentí su mano sobre la mía y levanté la vista un instante tratando de dejar de llorar.
-Pero...eso no va a devolverlos....¿y si esa gente no llega nunca a apreciarte?, es duro cuando no sabes en quien confiar...-dije.

La segui abrazando. ¿Por que me resutalba tan dificil? Oh si ya... no soy quien para estar consolando ha alguien sobre la muerte. ¿Quien me mandaba a mi a menterme en estos temas? Tal vez tenga razon y sea estupido. Desvié la mirada de ella, algo que si sabia era que resultaba incomodo ser observado en el estado mas debil en el que podia encontrarse el ser humano.
Un silencio agradable, roto simplemente por su prolongado sollozo, se instalo junto a nosotros.
- No. No los devolverá, porque jamas los recuerdos os abandonaran.- Ni siquera los fantasmas que deseaba yo olvidar podia desterrar de mi memora. Suspiré. La miré un momento, solo para decir con toda la sinceridad de la que me valia.- En eso no puedo ayudaros. Yo no recuerdo lo que es ser apreciado. Hace mucho que deje de confiar. Pero esta en vos decidir si aceptar a esa gente o morir sola sin haber llegado a apreciar la autentica belleza que esconde el mundo.- Ni siquiera confiaba en aquel que me tendió la mano para salvar mi vida. Confiar en él significaba aceptar una muerte segura en cualquier momento y aunque ese no era mi mayor preocupacion, no deseaba que mis dias se acabase por consentimiento.

Sentía sus brazos a mi alrededor, de alguna forma eso me hacía sentirme mejor....no tan sola como de costumbre. Escuché atenta sus palabras mientras alzaba con levedaz el rostro para mirarle mientras hablaba apartando con la yema de mis dedos las lágrimas que amenzaban con desbordar mis ojos.
-Trato de hacerlo, pero la vida cada vez me demuestra con más fuerza que no existe lo belllo en este mundo...-contesté con sinceridad.

Nos miramos. Las palabras que acontinuacion dijo, fueron puñales para mi. ¿Qué no existe lo bello? La miré con una expresion de ¿incredulidad, tristeza y comprension? Incredulidad por sus palabras, pues como artista no dejaba sin atencion a nada hermoso. Tristeza porque ella no viera el mundo como mis ojos lo veian. Comprension, porque a pesar de todo, en un momento de mis años, tambien yo crei que esas palabras, que ahora escuchaba de sus labios, fueran ciertas.
- Tal vez, algun dia, o en cualquier momento...- Dije sin pensar en mis palabras pues salian sin pensar, pero ¿estaba pensando? No, no pensaba simplemente... ¿En qué momento deje de pensar para guiar mis pasos por el sendero de sentir? Un suspiro que no salio de mis labios pero fuerte resono en mi mente.- Olvidadlo.- No podia hacerlo, me sentia extraño, ¿como podia haberseme ocurrido querrer mostrarselos?- No penseis que la vida no tiene cosas bellas, tal vez esto os suene extraño viniendo de mi, pero si me pidieseis os dijera una de esas cosas, diria sin dudar que vuestros ojos pertenecen a esa larga e interminable lista.

Mis ojos húmedos aún por las anteriores lágrimas que los ocupaban fijaron su horizonte en los de él, sin apartar la vista ni un instante una vez se encontraron.Le miré con curiosidad ante sus palabras...apesar de todo el veía la vida de una manera...¿optimista?
-Espero que ese día llegue pronto, comienzo a impacientarme y lo cierto es que me hiere no ver lo bello que dice estar en el mundo...-dije con una voz calmada.Me sonrojé inmensamente cuando oí su último comentario.-M-muchas gracias...-dije.-¿Por qué alguein como vos, que ve el mundo de esa forma...se dedica a su profesión?, es algo que no logro entender...-le dije.

Sus ojos eran un poema, de los que cada mirada constituía una canción. Me quede mirandola sin decir nada, ahogandome en aquellos sus ojosaaaa. ¿Cómo eran capaces de atraerme hasta tal punto? Moví la cabeza a ambos lados como si mirase, pero simplemente me estaba negando, preocupado.
No lo entiendo. ¿Por qué? Me preguntaba el porqué si me habia jurado a mi mismo no volver a sentirme interesado en ninguna otra mujera, debia ser ella, una niña, quien me hiciera dudar de mi propia decision. La segui mirando unos instantes mas en completo silencio, hasta que apartando mis ojos de los de ella miré a la puerta y hable. No muy seguro tampoco del porqué hablaba tanto aquella noche. Soy hombre de pocas palabras. ¿Qué me estaba ocurriendo aquella noche, estaba yo comportandome verdaderamente como era en realidad? Suspiré.
- No siempre me dediqué a segar vidas o destruirlas.- Dije con soltura, aunque seguia dudando por la razon que me llevaba a responder cada una de las cuestiones que ella planteaba.- Tampoco pensé jamas convertirme en lo que soy hoy en dia, pero la vida depara muchas giros del destino.- Agregué volviendo a mi silencio.

Observé sus ojos fijos en los míos, sin saber que pensaba en aquellos instantes, pero si intrigada por ello, no podía imaginarme lo dura que habría sido su vida, pero si lo dolorosa.No lo comprendía, pero mirándole tan profundamente a aquellos ojos de hielo la compresión se apoderaba d emi, convenciéndome aún más de que nada e pasaría y que había mucho más en él de lo que había mostrado.Era increible la sinceridad con la que parecía responder a todas mis cuestiones.
-¿Por qué...no cambia su vida?

La miré de reojo. Volvi a fijar mi vista en la puerta y me rei con ganas y fuerte, algo que no deberia haber hecho, me recriminé inmediatamente. ¿Por que no cambiar mi vida? Eso es lo que habia preguntado. Creia que era bastante obvio, pero como habia estado haciendo respondí.
- ¿Ahora?- Callé unos segundos.- Es imposible para mi cambiar ahora.- La miré. Si fuera posible ya lo hubiera hecho, de eso estaba totalmente convencido. No porque no me agradara lo que hacia, sino por quien lo hacia.- Para cambiar es necesario arrepentirse y creame eso es algo que no podre hacer. Y arrepentirme significaria verme en la horca o con en la guillotina.- No estaba en mis pensamientos, aunque sabia que seria lo mas probable, acabar con mi vida tan pronto. Aun tenia lugares y gentes que plasmar en mis cuadros antes de dejarme abrazar por el frio tacto del manto de negrura que ocultaba las puertas al abismo. Sonrei. Tal vez pueda intentarlo, aunque estoy seguro de no ser capaz de hacerlo perfecto. Al menos lo intentaria.- Y dudo sea agradable. Pero, si teneis alguna propuesta soy todo oidos para recosinderarlo.- ¿Lo reconsideraría? ¿Quien sabia? Pues como habia dicho, la vida deparaba grandes giros del destino inesperado y jugueton.

Desvió la mirada y me la devolvió de reojo, parecía tener que pensar la respuesta y no le culpaba por ello, ni yo misma llegaba a darme cuenta de la magnitud de los hechos sucedidos hasta entonces, pero simplemente hablaba arriesgándome, como siempre...siempre imponiendo mi santa voluntad sin darme cuenta hasta que lo hacía.Le escuché, era lógico que no desease morir...
-Lo siento, no había pensado en esa posibilidad...-le dije desviando la mirada al suelo.-No lo sé...no tengo sugerencia alguna...salvo que deje de cumplir con su trabajo y trate de realizar una vida normal...

- No os dilcupeis, signorina.- La sonrisa prodcuto de la risa, se esfumó cuando escuché sus palabras, una sugerencia que culquiera pensaria como principal opcion, pero yo quien pensaba en cada posibilidad buscando la menos arriesgada y mas favorable, sabia perfectamente que esa...- Si tomara en cuenta esa vuestra sugerencia, las posibilidades de acabar bajo tierra o flotando en el canal, serian sin dudarlo siquiera las mas elevadas.- Si solo con desobedecer una orden o cometer un error en mi actitud recibia un injusto castigo, llamado tambien leccion de adiestramiento. Si adiestramiento, yo soy el animal y el amo, por ello si abandono como cualquier criador sacrificaria al ejemplar inutil.- No puedo desobedecer a mi amo, pequeña y vos quien no lo teneis no sabreis comprender a lo que me refiero.

Nuevamente se me escapaba aquel detalle, se trataba de buscar algo por lo cual no acabase muerto, aunque se le veía fuerte si no osaba revelarse contra la persona a la que llamaba su amo sería por algo, no era libre, y eso estaba claro, todo acto improdente tendría consecuencias.
-Comprendo, estais por lo atnto en una encrucijada...-dije pesarosa.-Tengo un amo, no tan tirano como parece el vuestro, pero tampoco dispongo de total libertad.-contesté.

¿Lo comprendia? Me era dificil enteder cómo alguien como ella podía comprender exactamente a lo que mi vida se resumia. Atendi a sus siguientes palabras, despertaron mi curiosidad, aunque todo lo que ella hacia o decia la despertaba sin saber como lo lograba.
- No es tirano.- ¿Por que lo defendia? Posiblemente por la costumbre de largos años.- Dos cosas que cualquiera pediria a sus vasallos es lo que me obliga a cumplir, lealtad a su juicio y obediencia sobre sus decisiones.- No mentia, era justamente lo que el esperaba de mi y lo que aun apesar de las locuras que pensaba o decia yo obedecia.- ¿Quién puede ser amo de vos? Si teneis libertad para pensar, creed pues que sois imposible de enjaular.

Me mordí el labio inferior, sus respuestas me eran cada vez más difíciles de debatir apesar de estar en desacuerdo total con ella y todo loq ue tenían que ver.
-Tirano para mi es toda aquella persona que impone su forma de pensar y su juicio a otra, como es su caso.-le contesté.-Soy libre de pensar, pero no de ejercer o exponer is pensamientos o sentimientos, más que libertad le llamaría apariencia de tal.