Primer encuentro. [[Carolina]]

A pesar de ser de noche no podía dormir como de costumbre. Tenía la sensación de que la habitación se me quedaba pequeña, por lo que ataviada con un sencillo vestido y la capa como abrigo decidí salir al jardín.

Dentro de palacio, el jardín era el único lugar que en el que la atmosfera no me solía resultar agobiante.

Salí por la puerta de servicio, para no molestar a los sirvientes haciendoles abrir la otra puerta, debido a la tardía hora.

Comenzé a caminar lentamente entre los jardines, hasta llegar detrás de uno de mis árbustos favoritos. Me senté al cobijo de él, pensativa. Había oido comentar a unas cridas que había llegado un principe, pero yo no tenía conocimiento de ello. Decidí que al día siguiente procuraría enterarme del motivo de su visita.

Escuché unos pasos, por lo que me asomé ligeramente extrañada, pues era la única persona en palacio que acostumbraba a pasear de noche,y ví a un joven que no me resultaba conicido.

-Buenas noches-saludé con una sonrisa volviendome a sentar al cobijo del árbol.

Observé al joven extrañada. Por su comportamiento estaba claro que era noble, y Lunae al estar en Palacio. Además debido a la hora, debía de vivir en palacio, pero yo no le había visto jámas, no sabía quien era.

Suspiré, cada día me enteraba de menos. Ni siquiera se me había avisado de la llegada de mi hermana, asi que podía esperar cualquier cosa.

-Encantada-dije mirandole con una grata sonrisa, pensativa intentando descubrir quien podía ser el joven.

Al oir sus titulos entendí. Era el principe que había oido decir que acaba de llegar. Suspié resignada, ultimamente no se me avisaba de nada. Al fin y al cabo, parecía que descubriría que habia venido ha hacer antes de lo previsto.

Me quedé descolocada al oir que pronto sería el principe de Venecia. Para conseguir eso se tenía que casar o conmigo o con Adelaida...

Y estando aquí no se iba a casar con ella. Negué con la cabeza sin saber que hacer.

-Eso... eso no es posible.-dije borrando la sonrisa de mi cara inmediatamente.

Cerré mis ojos unos instantes al oir que estabamos prometidos, además hacía tiempo. No me podía creer que nadie hubiera sido capaz de decirmelo.

Imaginé que sería un intento de mis padres para evitar que me negase, intentar que me diera el menos tiempo posible buscar una solución. Suspiré resignada, no me conocían prácticamente nada, deberían saber que aún así jamás aceptaría un matrimonio convenido.

Lo único que tenía claro en ese momento era que no me casaría, no al menos de ese modo.

Al abris los ojos, alzé la vista y le miré, aún sin conocerle supe ver que esa mueca era de molestía.

Me puse en pie incomoda, dispuesta a retirarme a mi habitación a pensar sobre la nueva noticia, pero el joven se me acerco a mí. Suspusé que estaría evitando que me marchase por lo que le dediqué una mirada interrogante algo incomoda.

Le miré pensativa con una pequeña sonrisa. Le estaba juzgando simplemente por el hecho de que estabamos prometidos en contra de mi voluntad, pero tampoco sabía si a él le agradaba la idea.

No me estaca comportando de manera justa, ni de la manera más apropiada y lo sabía, pero no era capaz de reacionar de otra forma. Decidí que tendría que pensar sobre todo esto de manera más detenida.

-No sabía nada...-respondí a su ultimo comentario, aunque aún sin conocerme era evidente que no lo sabía.

Tras estas palabras, aguardé a que él rompiera el silencio, perdida en mis pensamientos. Bajé la mirada, incomoda, no solía comportarme habitualmente de este modo, pero la noticia me había dejado impactada. Me esperaba cualquier cosa de mis padres, menos esta. Aunque sería simplemente por el hecho de que ellos sabían que me negaría y traería problemas, no me lo esperaba.

Reflexioné pensativa sobre sus palabras. No me parecía lógico el hecho de que se habria tomado como yo la noticia pero que sin embargo le parecería lo mejor para todos.

Reparé en que evidentemente parecía sorprendido e incomodo por mi reación. Supusé que posiblemente a mis padres se les habría "olvidado" comentarles cual era mi forma de actuar tan poco común en la época, tal y como se les había "olvidado" comentarme que estaba prometida.

Me mordí el labio, pensativa, a la vez que me apoyaba contra un tronco. Sabía que posiblemente le parecería irrespetuoso, por no hablar que iba totalmente en contra de todo protocolo.

Pero una de las pocas cosas que tenía claras en ese momento, era que nada conseguiría que mi forma de actuar cambiase. No le haría creer una mentira, puesto que no era justo. Me comportaría con él exactamente como lo podía hacer con cualquier otra persona en un acto no oficial, puesto que era hay en el único lugar que me veía obligada a acatar el protocolo a pesar de que era totalmente contrario a mí.

Negué con la cabeza a sus palabras pensativa.
-Al menos para mí no es lo mejor...-le dije alzando la mirada unos instantes. No pesanaba mentirle, puesto que era la persona a la que más afectaba mi decisión junto a mí misma.-Y supongo por tus palabras que para tí tampoco lo es...-comente pensativa.

-Va en contra de todos mis principios...-comente tras unos instantes de silencio. Sabía que posiblemente le parecería egoista, pero al no conocerme no podía saber la importancia que tenían para mi mis principios. Jamás me había rendido sin luchar por mis principios y no lo haría ahora.

Observé su cara pensativa, en un intento de descubrir que era lo que pensaba. Pero su cara no había variado practicamente nada en el trancurso de la conversación. Eso me hacía pensar que estaba habituado a ocultar sus sentimientos, posiblemente por respeto al protocolo.

Una clara sonrisa de satisfación apareció en mi rostro al oir como me tutetaba.

-No es lo único que se pude hacer, siempre hay otra salida Y te aseguro que yo intentaré buscarla...-repuse cabezotamente, aunque con sinceridad.

Al oir sus siguientes palabras mi sonrisa se convierto en un pequeño gesto de molestia, podía haberlo disimulado y lo sabía, pero no pensaba fingir, ni con él ni con nadie, aún a riesgo de parecer maleducada.

-Yo no digo que mis principios sean los más correctos... De hecho, soy consciente que a gran parte del reino les son molestos, en especial de la nobleza. Pero son mis pricipios y no dejaré de luchar por ellos.-repusé obsbervando como se acercaba a mí.

Al oir sus disculpas, una media sonrisa volvió a aparecer en mi rostro, aceptando sus disculpas, a la vez que observaba extrañada como de repente parecía tímido incluso nervioso. Sonreí comprobando que su forma de actuar cambiaba a cada segundo, había algo extreño en ello aunque ciertamente no sabía el que.

Observó como al sonreír yo el también sonríe, pero inmediatamente después regresa a su actitud inicial. Vuelve a parecer completamente seguro, incluso algo frio.

Le miro, realmente intrigada por su extraño comportamiento. Intento buscar alguna razón que me pueda explicar el porqué de esa forma de comportarse, pero no llego a ninguna conclusión lógica.

Escuchó como vuelve a opinar sobre mis principios guardando silencio. Ya he dicho todo lo que tenía que decir sobre esa cuestión, le he dejado perfectamente claro que no me importa para nada lo que los demás puedan pensar sobre ellos, me basta con saber que son mis principios y que mi comportamiento va de acuerdo con ellos.

Escucho atentamente todas sus palabras, reparando en el hecho de que parecía cansado. Empiezo a sospechar que le molesta el hecho de que me haya negado a casarme de forma tan radical. Suspiró resignada, tampoco puedo esperar que lo comprenda. Al igual que yo no comprendo su forma de comportarse el tampoco tiene que comprender la mía. Sé que además mi forma de comportarme no es nada usual, y él tan solo conoce de mí lo que haya podido oír. Realmente es totalmente imposible que lo cómpreda.

También reparó en el hecho de que habla de forma pausada, como si le costará hacerlo. Comienzo a pensar que quizás le incomodará el estar tuteándome, pero no le encuentro sentido puesto que ha sido él el que ha comenzado a hacerlo de forma totalmente voluntaria.

-Se que me va a costar...-repongo finalmente rompiendo el silencio.-Pero yo nunca acostumbro a coger el camino fácil.-digo a modo de broma, a pesar de que es totalmente cierto.-Se que esto puede parecer egoísta, pero a mí no me importa la opinión de ninguna de las dos familias, tan solo tu opinión la mía y el bienestar del pueblo...

Observó como parece inquieto e intranquilo, pero no consigo descubrir ninguna razón para ello.