Habitacion Invitados (3ª)

Dos dias, habian pasado ya dos dias. El momento habia llegado y tras vestirme con las ropas que mi Señor me habia entregado, sali de mi escondite, atravese el jardin oculto aun por las sombras vespertinas que poco a poco morian por la luz del alba.
Recorri las calles, atravesé varios tramos a traves del canal hasta al final llegar a mi destino. El alba despuntó. Es el momento. Había elegido aquel instante para entrar. Pregunté por la joven en especial, esperé hasta que llegase. Nuestra conversacion consistio simplemente en un... Daos prisa y salgamos de inmediato. Habian sido mis palabras.

El camino se me hizo mas largo y pesado pues, la presencia de aquella mujer me mantenia constantemente tenso a cada intento por su parte de entablar conversacion. Aceptaba la conversacion. Un asentimiento, una negacion, encogimiento de hombros o algun sutil comentario, era lo unico que ella obtenia de mi, pues dejaba vagar mis pensamientos hasta aquel recuerdo de aquella noche tan extraña, pues me sentia mas relajado al recordar aquella luz en aquellos ojos.

Cuando llegamos a la mansion la conduci hasta la mansion, cualquiera hubiera pensado que estaba seguro de mi mismo al dar los primeros pasos en su interior. La llevé por las escaleras, la casa en aquellas horas eran un hervidero de movimiento y muchas miradas se dirigian a nosotros.

Al fin. Pensé al alejarnos de las miradas indiscretas. Abri la puerta para ella y tras permanecer unos segundos pensando que hacer pues la orden principal se habia llevado acabo ahora era mi decision dar los siguientes pasos. Me decanté por entrar cerrando la puerta tras de mi y quedandome apoyado en la puerta. Espere a que diera alguna orden de que me presentase o algo similar.

Estaba en la mansion, el me habia dicho que alguien vendria a buscarme y asi fue, madame Rosalie me buscó cuando alguien preguntó por mi, bajé esperando que no fuera ningun cliente, al escuchar las palabras de aquel hombre al que no habia visto nunca antes, supe que era el. Hice lo que dijo sin ni siquiera preguntar y salimos de alli.

Caminamos durante un rato, le pregunte donde ibamos, si tardariamos mucho y mas cosas intentando mantener una conversacion con el, pero al parecer era un hombre serio, de pocas palabras, me hacia sentir un poco incomoda, pero si Evan le habia enviado a por mi probablemente seria de su confianza.

Vi una gran mansion hacia la que parecia que nos dirigiamos, iba a llevarme alli? Evan vivia ahi? mire con asombro la mansion antes de que entrasemos, una vez dentro caminamos por los pasillos, habia gente que nos miraba y me sentia un tanto fuera de lugar ya que mis ropas hacian ver que no era como ellos, intenté ignorar esas miradas que me hacian sentir aun mas incomoda que el silencio continuo de aquel hombre que me guiaba.
Abrió la puerta de una habitacion y entré, me quede observandolo todo, aquella habitacion era increible, enorme y preciosa, sonrei y me gire al escuchar como se cerraba la puerta, vi que el se habia quedado en el interior de la habitacion conmigo, le mire confusa
- Quien sois y donde está Evan?- esperaba encontrarle alli, donde estaria? me moria de ganas de verle.
Ademas aque l hombre que estaba en la habitacion conmigo no me inspiraba mucha confianza, era algo "extraño" o al menos eso me parecia, esperé su respuesta mirandole mientras me sentaba al borde de la cama.

Enfoqué mis ojos de azules que en aquel momento no mostraban emocion alguna al igual que mi rostro. Él solo me habia ordenado ser respetuoso, no habia mencionado nada sobre ser amable o amistoso con ella.

Ladeé la cabeza, cuadré los hombros y me dispuse a responder.
- Soy vuestra guardia por orden expresa del Señor Dáddiego.- Respondi a la primera pregunta.
La segunda seria mas dificil pues a pesar de saber quien era él verdaderamente para la sociedad, no sabria exactamente que responder. ¿Debo pues obedecer y responder con la verdad? ¿Sabria ella el tipo de labor que él desempeñaba en la jerarquia del reino? Me decidi.No existe cosa más arriesgada que no arriesgarse. Me dije a mi mismo. Observé el reloj de pie de acabado en caoba de la habitacion deduciendo por la hora mi respuesta.
- Ésta en palacio, mi Señora.- Respondi añadiendole aquel adejtivo hacia ella. Mi voz en ambas respuestas sono respetuosa tanto para referirme a él como a ella.

Mi guardia? Evan ceria que necesitaba un guardia? escuche sus respuestas, me levante y camine unos segundos por la habitacion, me habia llamado mi señora..era extrño que me tratasen asi, para mi era nuevo.. me giré de nuevo mirandole y acercandome un poco donde estaba el - Trabajais para Evan, no es asi?- pregunte ante una respuesta evidente, si.

- como os llamais?- pregunte curiosa sonriendo, era un hombre raro, pero el unico con el que mantener una conversacion en aquel momento, asi que..- sabeis si voy a vivir aqui?- la verdad es que todo era muy nuevo, tenia muchisimas preguntas en la cabeza y esperaba que el pudiese respondermelas, seguramente era el hombre de confianza de evan o algo asi y lo sabrai todo, estaba realmente emocionada con todo aquello, nuncamas tendria que estar con un cliente, estaria solo con el, sonrei ampliamente.

Fijada mi atencion en ella, apesar de parecer estar mirando al frente. Podia pasar como un soldado facilmente sin necesidad de esforzarme demasiado. La observé girarse y acercarse a mí, no me inmute a pesar de la incomodidad que su presencia me producia. No soportaba la cercanía de una mujer si no habia sido yo quien la hubiera buscado y este no era el caso.
- Si, Señora.- Acababa de percatarme de haber oido siempre de su boca el nombre y no el apellido del amo. ¿Qué significara esta mujer para él? ¿Que significa tanta familiaridad entre ella y él? No podia figurarme que era. Recordé los golpes que habia recibido por calificarla como lo que era en su presencia. Apesar de haber aun marcas de ellos, eran sutiles excepto en el pecho donde la carne violacea se habia agrandado solo en color, mientras que el dolor como tal yo lo conocia habia desaparecido.

¿Debió hacer esa pregunta? No me agradaba el tener que dejar en el recuerdo de alguien tanto mi rostro como mi nombre real. Pero son ordenes y debo cumplir.
- Drake Caiconte, Señora.- Respondi, conocia aquel brillo y no puede evitar una debil inclinacion de las comisuras de los labios apenas perceptible. Aquella ultima pregunta me tomo por sorpresa. ¿Vivir? Exactamente no sabia que se proponía hacer con ella pero tras lo que estaba deduciendo por mi mismo respondi.- No sé responderos a eso.
¿Qué esperaba que ocurriese tras mi respuesta? En su caso hubiera sido calificado de ingnorante o similares palabras ofensivas.

- Yo soy Angela di Marco- dije presentandome aunque el no me habia preguntado. dijo que no sabia responder a mi pregunta, me encogí de hombros y le sonrei, era muy callado, y eso me incomodaba. Le miré sentandome de nuevo en la cama.

- no hablais demasiado, siempre sois tan aburrido?- pregunte divertida, la que empezaba a aburrirse era yo, resoplé y me acerque a la ventana para observar desde alli, habia unas vistas increibles, en la habitacion de la mansion las vistas eran tan oscuras, un callejon siempre vacio, lo recordaba perfectamente.

Me gire de nuevo mirandole - y que mas os ha dicho evan que debeis hacer? tenemos que esperar aqui hasta que el regrese?- no sabia muy bien que hacer, estaba nerviosa, ansiosa por volver a verle, pero al mismo tiempo me sentia demasiado extraña en aquel lugar, que habria pensando hacer evan?

Drake estaria pensando que era una pesada, pero queria saber muchas cosas, aunque queria salir de aquella habitacion y conocer la mansion, debia ser increible si el resto de al casa era como lo poco que habia visto ahsta ahora.

Asenti al presentarse, no importaba que lo hubiera echo pues de mis labios no saldira jamas aquel nombre. Parecia incomda. Una sonrisa se dibujo en mis pensamientos. Al menos ambos estamos en igual de emociones. La segui mirando, en aquella postura de firmeza que debia mostrar para que mi papel de guardaespaldas fuera real.

Cuando oí su pregunta con quel tono de diversion, deseé no tener que estar sometido para poder dejar de tratar a alguien que como yo se situaba en el nivel inferior de la jerarquia de la sociedad, de igual forma que si se tratase de una noble o superior a mi. Tragandome mi orgullo como siempre había hecho, me incliné un poco en una sutil muestra de respeto.
- Lamento mi actitud, señora.- Respondi con tonto arrepentido.- Las palabras caundo carecen de sentido o razon de ser es mejor silenciarlas.- Agregué para explicarme, pensando si tal vez comprendería mis palabras.

Volvi a reincorporarme y fije mis ojos en la pared haciendo ver que la estaba mirando a ella. El habia dicho que esperase a nuevas ordenes pero... ¿Se estaria refiriéndo a las suyas o a las de cualquiera? Aquella duda me hico ver a la joven que sobre la cama yacía sentada.
- Esperar nuevas ordenes tras traeros hasta aqui, señora mía- Dije a su primera pregunta. Pense que si debia tratarla como trataba a Evan Dáddiego, debia ser posible que pudiera ella hacer lo que deseara o eso me suponía. Un error cometido me supondria probar el cuero nuevamente.- Si lo deseais podeis explorar la mansion.

Notaba su nerviosisimo como si no pudiese controlar sus ansias, comenzaba a ponerme inquieto y sus preguntas solo tenian un unico monotema y ese era aquel a quien podria desear la muerte sin arrepentimiento.

Escuché todas y cada una de sus palabras intentando que el tiempo pasara mas deprisa, pero no era asi, pasaba lento, hasta que escuché algo que me hizo sonreir y levantarme inmediatamente de la cama - de veras? quier ver la mansion- dije con alegria, tenia que ser genial, luego le mire y mire mi ropa, no era la adecuada para aquello, desentonaba demasiado, tal vez si me veia gente por alli vestida asi llamaria mucho la atencion.
- pero creo que mi atuendo no es el adecuado, lo dejaré para otro momento mejor- dije sentandome de nuevo - podeis sentaros si quereir, acabareis cansado de pie todo el tiempo- dije con amabilidad y me quede callada despues, esperaba que aquelo no fuera asi siempre, con un "guardia" o encerrada en una habitacion, como iba a presentarme ahora ante la gente de la nobleza? si supieran cual era mi trabajo no estaria bien vista jamas alli, no se porque pero empecé a darles vueltas a lo negativo de todo aquello.

Queria dejar de pensar en esas cosas, asi que decidi preguntarle algo sobre su vida para asi distraerme y no quedarme absorta en mis pensamientos - teneis familia?- tal vez tenia esposa e hijos, o tal vez no, pero ya que no teniamos mucho mas que hacer al menos conocer un poco mas al hombre al que sentia que iba a ver mas de una vez.

Baje los ojos al suelo, para poder relajarme aunque fuera algo inutil y sin sentido. Solo la alcé cuando ella hablo de nuevo, la miré subitamente su nerviosismo habia pasado a alegria, pero tan pronto fue felicidad como pesimismo.
- Podriais hacerlo si asi lo deseais.- Respondí. ¿Su vestuario? Me fije por primera vez en la clase de ropa que llevaba. ¿En qué estaba pensando aquel hombre?- Como queraís, señora.

Enarqué una ceja de forma incosciente, al oir su propuesta, no tuve mas opcion que rechazarla con rotundidad.
- No es apropiado, para mi cargo, que me trateis como a un igual.- Alegué, siendo sincera cada una de aquellas palabras. Su amabilidad me resulto desconcertante y su silencio posterior sorprendente pues habia llegado a imaginar que no volveria a escuchar el melodioso sonido del silencio.

Y cuando crei que al fin habia decido mantener la boca cerrada volvio a hablar, intentando entablar una conversacion para lograr sonsacar una descripcion de quien era yo. No es como aquella vez, pero si logro saciar su sed de curiosidad lograré al fin el silencio. Tomé aire y respondi con una palabra compuesta por dos simples letras.
- No, mi señora.- Agrequé aquel sufjio de respeto.

El me ponia nerviosa, porque no hablaba? dios mio, esto era aburridisimo, el no hablaba mas de dos palabras seguidad y cada vez estaba mas segura de que no lo haria. Me callé de nuevo, no sabia que mas decirle para intentar hablar con el, no me caia edmasiado bien, la gente asi me ponia nerviosa, porque no se daba a conocer? Como a un igual? para mi el era igual que yo..solo era un guardia porque no debia tratarle asi? no creo que a Evan le importase demaiado aquello.

- Muy bien, no os trataré como a un igual si no es lo que quereis, pero no creo que tenga importancia si lo hago- sonrei un poco y de nuevo me quedé callada, me levanté y caminé por la habitación, estaba impaciente, deseaba que llegara ya el, le habia extrañado tanto estos ultimos dias, recordé nuestro ultimo encuentro sonriendo.

Me senté en una silla de la mesa que habia en la habitacion, apoyé los codos en ella y mi cabeza sobre las manos mirandole con cara de aburrimiento.

Suspire incomodo, por estar en la misma estancia con una mujer de la que no sabia nada salvo lo que era y su nombre, y aburrido, por el magnifico dia que habia comenzado bello y radiante. Perfecto para pintar. Debia pasarlo en aquel lugar donde dejaba vagar mi mente libre. Un brillo confuso como una chispa aparecio unos instantes en mis ojos al ver como mis pensamientos cada uno de ellos se dirigia a un unico lugar, terriblemente lejano, secreto y prohibido.

Al escuchar sus palabras no puede evitar reir. Sin importancia. ¿Verdaderamente conocia ella a mi señor de algo?
- SoIs la invitada del Señor Dáddiego, y yo un mero siervo que acata sus ordenes.- Dije de forma grabe como si aquello fuera lo menos que quisiera hacer en aquellos momentos.- Y no creais que no me resulta tambien a mi extraño tratar a una zorra como a una noble. ¿En que estaría pensando el Señor cuando me ordenó ser vuestra guardia?- Ya esta, estaba dicho, lo que llevaba tiempo luchando por salir de mi garganta lo habia conseguido. ¿Qué mas dá? Despues de todo seguramente ya habria cometido algun error del que desconocia su existencia.

Cuando escuché lo que dijo no podia creerlo, trataba de ser amable con el, de entablar conversacion y me habia llamado zorra, le mire enfadada, ya sabia en que trabajaba no ahcia falta que me lo dijera y mucho menos de ese modo - No teneis educaciona lguna, yo seré una zorra si quereis llamarme asi, pero al menos soy educada, asi que si no os importa salir de aqui, no quiero tener que compartir una habitacion con un indeseable, mal educado que no tiene respeto hacia nadie, fuera!- le di un pequeño empujon para que saliera de alli, estaba tratando de ser educada y amntener las formas, porque en cualquier otra situacion le hubiera dado un guantazo sin mas, pero trabajaba para evan, asi que seria mejor contarle el pequeño incidente cuando le viera.

Le mire, aun seguia ahi - he dicho que fuera, no queiro veros mas- dije molesta, estaba conteniendome pero me costaba muchisimo.

Una sonrisa invadia mi rostro. Aún no podia creer que era cierto que ella en aquel momento esperaba en alguna habitacion de la casa. Cuando el carro se detuvo avancé con mi habitual porte de amenaza y respeto que inflingia en otros.

Subi escaleras sin preocuparme por nada mas que no fuera llegar hasta aquella habitacion situada cerca de mis aposentos. Llame a la puerta sin esperar a que respondiera la entreabri lo que me permitio oir algo que hizo desapareciera la sonrisa de mi rostro.

La puerta golpeo violentamente la pared y el joven que se habia encontrado tras ella se encontraba ahora en el suelo, con un fino rio carmesi descendiendo de su nariz.

- ¡¡Repite eso, bastardo!!- Grité con furia. Me acerque lentamente, paso a paso y me agaché a su lado. Lo agarré de pelo y tiré hacia arriba hasta mantener sus ojos a la altura de los mios- Te adverti lo que podria suceder.- Dije con voz pausada y tranquila, contraria a la de momentos antes.- ¿Por qué insistes, Alacran? Disculpate ahora mismo, frente a la que es y sera tu señora y ama durante mucho tiempo.- Ordené con aquel tono de voz y soltando con brusquedad su cabeza para ponerme en pie y acercarme hasta ella.

Sonrei por la reaccion de ella. No tenia la mas minima intencion de marcharme de allí, y quizas deberia haberlo hecho. Pues lo siguiente que recorde antes de poder contestar fue el sonido de la puerta al golpear con fuerza la pared y un ensordecedor y confuso pitido en mis oidos asi como el entumecimiento de la cara, asi como el dolor penetrante que aparecia a cada segundo. Luego una voz que gritaba con furia desbocada, despues la misma voz que avanzaba lentamente, de tono calmado que hizo se me erizara le vello de la nuca. Me maldije a mi mismo. ¡Qué irresponsable habia sido!
Crei que cumpliria su amenaza y mi existencia acabaria allí mismo, y cuando eso ocurriese seria pasto del olvido.

Queria responder pero las palabras no vinieron a mi. Abri los ojos al sentir como tiraba de mi y me encontre con los suyos en los que el brillo de la locura era palpable en ellos.
No supe decir nada y escuche sus palabras. La brusquedad con la que me soltó me hizo entender y comprender lo dificil que le estaba resultando en aquel momento el deseo de arrebatarme la vida. Y todo por una mujer. Ésta mujer. ¿Tiene miedo de que ella vea como es realmente? Pensé mientras dirigia una mirada hacia la joven.

Me levanté como pude y avance un par de pasos, él estaba a su lado. Me arrodille a sus pies y bajé la cabeza hasta sus pies.
- Pido clemencia, por mi falta hacia vos, a-ama- Dije tragandome el orgullo herido y escupiendo aquellas palabras.- Imploro vuestro perdon, Señora.

Si antes no habia comprendido la vital importacia de no tratarme como a un igual, ahora sin lugar a dudas lo haria. Claro esta si es lo suficientemente inteligente.

Me quede parada completamente al verle abrir la puerta y el golpe que recibió el joven que me acompañaba, iba a agacharme a ver si se encontraba bien cuando Evan lo cogio del pelo, levantandole, no sabia como reaccionar, solo les miraba un poco asustada por la reaccion de Evan, preferi no hablar, ni decir nada, simplemente quedarme a un lado de todo aquello, era cierto que el chcio me habia ofendido con sus palabras pero no sabia si aquello que le estaba pasando era merecido o excesivo..

Evan se puso a mi lado, le mire de medio lado sin saber que hacer cunado vi como Drake se arrodillaba ante mi, y escuché sus palabras, ama? dios..no me gustaba nada aquella situacion, pero por lo que veia o lo que podia percibir en la mirada del chico y en la de Evan, auqello no debia ser demasiado raro alli, le mire unos segundos - Estais perdonado- dije sin saber aun que hacer, aquella situacion me habia sorprendido mucho y en ese momento era superior a mi.

Permaneci impasible al lado de mi amada. Observando como humillado y herido en su orgullo obedecia sin queja alguna mi orden.
Sentia la mirada de inquietud, temor e incertidumbre de ella sobre mi asi como dirigiendose hacia aquel del que yo no habia apartado la vista.

Ella acepto sus disculpas. A pesar de que por mi parte el tratamiento que empleo no fue el adecuado.
- Querida, no debeis mostrar mas respeto por el del que sentiriais por una rata.- Dije aun mirandolo a él, postrado a los pies de ella. Suspiré.- Mi Reina, decidid vos que será de él.- Si la decision estuviera en mi mano, haria cumplir sin miramientos ni piedad la amenaza que habia jurado aquella noche dos dias atras. Por ello, que mejor que la mujer dueña de mi comenzase tambien a ser dueña de mis posesiones, siendo la primera de ellas aquel muchacho.

"¿Qué hacer contigo Alacrán? Me resultas todavía util, y encontrar a otro con tus cualidades sería casi imposible" Pensaba mientras seguia mirando a aquella cosa que de no haberse encontrado conmigo aquella vez tirado a mis pies podria haber sido siendo considerando hombre, mas ahora solo era una mera mascota, que desobedecia las ordenes de su amo.

Me sentia bastante fuera de lugar en medio de aquella "escena", no comprendia porque debia tratarle asi, era cierto que me caia mal, y era cieto que me habia ofendido y molestado , pero aun asi..mire al chico y luego a Evan, le mire con dulzura, en mi rostro se dibujo sin apenas yo quererlo una sonrisa cuando le mire, tome su mano girandome un poco para mirarle de frente - dejad que se vaya, ahora solo quiero que estemos a solas, por favor- le pedi sin dejar de mirarle, era verdad que queria estar a solas con el, epro tambien era verdad que queria zanjar el tema de Drake, seria mejor que se marchara porque si no iba a acabar mal, o esa era mi impresion.

Mire a Evan de nuevo, despues de mirar al chico unos segundos, seguia arrodillado, aquello debia ser humillante para el, pero no podia ser cruel, no me salia serlo, no iba a decidir sobre el por lo que me habia dicho, no tenia sentido alguno todo aquello..mientras buscaba los ojos de Evan, sentia como cada vez tenia mas ganas de lanzarme a sus brazos, entregarme a el para siempre, queria que estuviesemos a solas, desde el ultimo dia en la mansion, auqnue lo habiamos planeado finalmente no nos habiamos visto..espere desenado qeu el dijera algo o que lo hiciera el chico, pero me quede callado impaciente y espectante por loq eu podria ocurrir.

El zumbido que aun se repetia en mi cabeza, comenzaba a serme insoportable. Sentia las miradas, aquellos dos pares de ojos, unos frios capazces de matarme allí mismo y otros que no sabian manejar una situacion como aquella. Mis ojos seguian fijos en el suelo observando como poco a poco en un intervalo ahora regular caian gotas de sangre, mi propia sangre, sobre el suelo.

Oi la voz de la joven. Según él, mi amo y señor, ella sería... ¿cómo habia dicho, mi ama y señora? Sus palabras. Dos simples palabras, que habian supuesto humillacion y sumision ante una mujer. Allí estaba aquella sensacion de querer liberarme y sentir la sangre de otros bañando mis manos.
- Estoy sumamente agredecido ama, pues no merezco vuestras palabras.- Volvi a vomitar esa palabra. Sabes bien donde inflingir mayor humillacion. Pensé dirigiendo aquel pensamiento al hombre que aborrecia pero debia obedecer.

Le escuché a él. ¿Qué mas deseaba verme padecer? Por suerte, aquella joven, no conocía el trato que yo solia recibir por parté de aquel hombre con él qué... ¿deseaba estar sola?
Esperé aun postrado ante ellos, sus ultimas palabras.

Seguia mirandolo fijamente, me sentia defraudado por aquel a quien en muchos años habia tenido a mi cuidado, aquel al que resguarde bajo mi techo y alimente con mi comida. Qué estupida podia llegar a ser la generosidad, pero ya no, solo una oportunidad, solo una más y seria la ultima.

Aparté mis ojos de él dejandolos posar en ella. Mi expresion se suavizó al contemplarla, si era cierto, por fin estaba allí a mi lado, junto a mi. Ciertamente lo habia perdonado, y no condenado, algo que salia fuera del trato normal que esta cosa que sentia ahora, no veia, pudiera merecer.

Asentí a su peticion con una sonrisa, aunque no hubiera sido necesario me pidiera a mi que le diera la orden.
- Es vuestro ahora, haced con él lo que quieras.- Estreché su mano con la mia, sientiendola real y solida. Volvi a mirarlo sin expresion en mi rostro pero con los ojos brillando por las ultimas palabras salida de los labios que en aquel momento deseaba besar.- Largo de aqui. Y no aparezcas hasta que se te ordene lo contrario.- Clamé.

No creia que si aquello era lo habitual alli pudiera acostumbrarme, al menos de momento, aprete su mano ligera y suavemente cuando me miro, no podia creer que al fin estuviermos juntos y fuera de la mansion, era tan extraño, tan distinto a lo que siempre viviamos, pero le amaba, era lo que sentia cuando le miraba, seria capaz de cualquier cosa por el, por estar con el.

Mire al chico que seguia arrodillado, la verdad es que me hubiera agachado a ayudarle, pero no era lo correcto, no debia hacerlo y mucho menos despues de lo que me habia llamado, escuche a evan mientras le echaba de alli y mire atenta esperando alguna reaccion de Drake, suponia que saldria rapidamente de alli, era lo mejor que podia hacer, ya no por el, sino por nosotros, hacia dias que no estabamos a solas, necesitaba sentir de nuevo sus labio sobre los mios y comprobar que aquello que estaba pasando era real porque aun me costaba creerlo.

Seguia callada, preferia no hablar en esa situacion que me resultaba incomoda, era la primera vez que me encontraba ante una situacion como aquella y antes de intermediar y equivocarme, esperé paciente y callada, dejando que fuesen ellos quienes acabasen con aquella situacion incomoda, al menos para mi.

Me costaba mantener la respiracion controlada. La sangre seca comenzaba a hacer de tapon impiediendo la entrada como salida de aire.
Permanecí allí, sientiendo a cada segundo como mi orgullo se iba desmoronando poco a poco como un castillo de naipes.
Parecian no tener intencion de decir nada hasta que el silencio lo rompio el.

Si no fuera por estar presenciandolo, no podria creer que aquel hombre fuera capaz de mostrar en el tono de su voz semejante suavidad al dirigirse a aquella joven y mas cuando se dirigio a mi lo hizo como siempre. Aunque claro, este hombre es una hoja de doble filo. Pensé incorporandome lentamente al oir su orden.
- Claro amo. Gracias Señor, Señora.- Dije aun con la vista fija en el suelo.- Vuestros deseos son ordenes.- Dicho esto los reverencie a ambos, fue algo excesiva debia decir, pero parecio que a él no le importó.

Salí de la habitacion, desandando el camino que habia seguido al entrar, salvo que en vez de dirigirme hacia las verjas tomé un pequeño tramo oculto en el intrincado laberinto que se extendia en el jardin y entré a lo que el en un pasado el habia llamado un hogar para mi, pero que verdaderamente mas que hogar yo lo consideraba un refugio donde estar tranquilo. Me tumbe en la cama y esperé cerrrando los ojos y sumiendome sin desearlo, siendo abrazado por los tentaculos del sueño. En mi mente mientras un recuerdo unico y vivido, dos pozos sin fondos que brillaban como estrellas sumergidas en cristalinas aguas.

No le mire cuando hablo. Tampoco cuando se puso en pie, ni siquiera cuando la puerta se cerro tras él dejando un mortal silencio en la habitacion. Mis ojos solo tenian una unica direccion.
Suspiré y solté su mano para dirigirme hacia la cama y sentarme en ella. Pase una de mis manos presionando con los dedos mis agotados y cansados ojos.
"Demasiado trabajo y poco descanso" Pensé dejando de nuevo la mano sobre la cama soteniendome mientras la miraba.
- ¿Es de tu agrado la alcoba?- Pregunté pues si no era si siempre podria cambiarla y aunque mi deseo de dormir y despertar con ella me tentaba demasiado, habia prometido respetarla y asi lo haría, por mucho que me desesperase la respetaría.- Lamento la actitud de ese malnacido.- Me disculpé por él algo que despreciaba profundamente, me habria imaginado que sudecería esto si no hubiera confiado en el dominio y sugestion sobre él que creia poseer. "Tal vez debiera volver a educarlo" Pensé, pero comprendí porque no lo habia echo aun, pues si debia enseñarle de nuevo a obedecer seria mejor asegurarme mereciera la pena dejarlo al borde de la muerte y en aquellos momentos era lo menos apropiado, pues sabia que no encontraria mejor escolta para ella, apesar de su maldita intolerancia a la cerncanía de una mujer.

Miré a Evan, no podia apartar los ojos de el aunque quisiera, escuché al puerta cuando Drake se fue y sonrei un poco, parecia cansado, me sente junto a el al borde de la cama.
- Si, es muy hermosa, nunca imaginé que vivieras en un lugar tan increible- sonrei timidamente, estupida de mi, donde creia que viviaria? era el consejero real, no merecia menos que lo que tenia. Puse mi mano sobre la suya mirandole fijamente.

- No importa, no debes lamentar nada amor, pero me gustaria que no se repitiera ha sido muy incomodo para mi - dije en un tono de voz no muy alto, acariciando suavemente su mano.

- Me cuesta creer que estemos jntos d enuevo y fuera de la mansion- sonrei.

La segui mirando, viendola a mi lado, como muchas veces habia esperado que fuera. Al fin estaba verdaderamente a mi lado. Por fin no habria problema alguno que me impidiera verla.
- Me es agradable oirlo.- La mire, creia que no le sorprenderia el yo vivir en una casa como aquella, y sonrei.- Espero puedas acostumbrarte.- Senti su mano sobre la mia bajé mis ojos hasta ella y la sostuve en mi mano notando sus caricias en ella. Volvi a mirarla.- Descuida mi reina, me encargaré yo mismo de ese patan si volviese a ocurrir.- Dije intentando tranquilizarla al respecto aunque en mi voz habia un sutil deje de amenaza.

Solté su mano sosteniendo en su lugar su rostro.
- Si juntos al fin, creelo.- Sonreí desafiando al mundo y hasta Dios mismo si se atrevian a arrebatarme el gozo de estar con la mujer que se habia hecho dueña de mi.- Nada ni nadie podra arrebatarte de mi lado.- Dije al tiempo que me inclinaba a besarla.