Regreso a Venecia, espera en la puerta de Kath

El tiempo no estaba precisamente a mi favor. Apure el paso recordando de mala manera las calles de la intrincada Venecia. Aun era temprano y poca gente se cruzaba conmigo, eso me daba cierta intranquilidad, pero desheche aquellos pensamientos, pues ya no estaba el tirano Vissari en el poder, mis temores debian quedar reservados a partir de entonces a lo que mi amada Carolina me habia comunicado.

Debia como fuera impedir aquella boda. Tal vez lograse descubrir algo turbio sobre el novio, tal vez inventarlo y asi ganar tiempo, algo se me ocurriria. Pero necesitaba a alguien mas. Hacia ya demasiado tiempo, la ciudad no era la misma, necesitaba aliados.

Vi a lo lejos el cartel que pendia ante la sastreria, aquella en la que habia empezado a trabajar y a la cual no volvi. Seguramente su dueña aun me guardaria cierto rencor, aun asi sonrei al pensar en saludarla y en aceptar sus reproches.

Ella era una mujer inteligente, con algunos contactos, dado que trabajaba para muchos de los nobles y adinerados mercaderes de la ciudad. Era una suerte que entre mis pocas opciones se encontrase ella.

La puerta estaba cerrada, aunque pude ver que en el interior todo seguia mas o menos igual. Asi que asumi que aun no habia abierto. Me apoye en la pared y simplemente espere.